Tierra de nadie

¿Cómo iba a saber Rajoy lo que se cocía en el PP?

Dos acusaciones han tenido la ocurrencia de que Rajoy declare como testigo en el juicio de Gürtel con el peregrino argumento de que el hoy presidente en funciones fue sucesivamente vicesecretario, secretario general y presidente del partido en el período en el que se cometieron los presuntos delitos, de los que el PP pudo ser partícipe a título lucrativo. La petición, que ya fue rechazada anteriormente, no se sostiene en pie. ¿Cómo iba a saber Rajoy lo que se cocía en el PP si, como ha quedado fehacientemente demostrado, este hombre ha vivido siempre en la inopia salvo en vacaciones que viaja a Pontevedra?

Al destaparse el escándalo le preguntaron a Rajoy si conocía a Correa, por eso de que había sido el jefe de las campañas electorales de Aznar en 1996 y 2000 y todo lo que se contrataba se hacía con la empresa de Don Vito. Obviamente, no le conocía, aunque luego pensando vino a explicar que, sin tener muy claro quién era, quizás en algún momento le dio la mano, porque de lo que no hay duda es de que Rajoy es un señor educadísimo y no le niega la mano a nadie.

Está claro que el presidente en funciones no conocía a Correa pero de lo que no cabe duda es de su intuición superlativa porque, sin conocerle, ordenó que el PP dejara de trabajar con él al descubrir, según sus propias palabras, que el chico de la gomina tenía en nómina a un puñado de alcaldes de Madrid en cuyos municipios se hinchó a conseguir contratos y adjudicaciones. Si no trasladó ese descubrimiento al partido en Valencia, donde Correa y su socio con bigote prosiguieron sus andanzas, fue seguramente por olvido. No se puede estar en todo.

Ahora bien, ¿cómo pudo descubrir Rajoy que Correa era un mangante sin siquiera conocerle? Hay quien dice que fue Álvaro Lapuerta quien le informó de cómo se ganaba la vida la criatura, aunque el extesorero ya no puede confirmarlo porque sufre una demencia sobrevenida y la causa contra él ha sido archivada. A mayor abundamiento, le pasa lo que a Rajoy, que no conoce a nadie, pero a un nivel más avanzado. Otros en cambio sostienen que el gallego fue víctima de un chantaje tramado por el propio Correa, que se habría hecho con una cinta en la que se le escuchaba diciendo que Fraga estaba gagá, lo cual entonces era una verdad incuestionable.

Supuestamente, Correa, al que Rajoy no conocía, le habría dicho que podía desfacer el entuerto y el hoy presidente en funciones habría deducido que aquella persona a la que no conocía estaba detrás de la extorsión y decidió que el PP rompiera con él. Todo ello demuestra que no hace falta conocer a alguien para hablar con él y, en último extremo, dejar de contratarle. Ese tipo de conocimiento está muy sobrevalorado.

La obsesión con que Rajoy tenía forzosamente que estar al corriente de lo que pasaba a su alrededor es enfermiza. Bárcenas, por ejemplo, que también se sienta en el banquillo, se empeñó en su declaración ante el juez Ruz que las donaciones ilegales que llegaban al PP eran conocidas tanto por el presidente como por el secretario general. ¿Por qué?, le preguntó el magistrado. "Fundamentalmente por un motivo: porque cada vez que había un donativo y lo recibía directamente Álvaro Lapuerta, subía a ver al presidente o al secretario general y le decía: "oye, ha venido a vernos tal persona, y nos ha entregado esta cantidad". ¿Alguien se cree de verdad que esto pueda ser motivo suficiente?

Igual podría decirse de los sobresueldos. En esa misma declaración y aunque no sea éste el tema que se juzga en estos momentos, Bárcenas afirmó que a partir de 2008, desde que fue nombrado tesorero, era él mismo quien entregaba el dinero a la cúpula del PP: "Las entregas al presidente Rajoy y María Dolores de Cospedal esas las hago yo directamente, personalmente". ¿De verdad que hay que molestar a Rajoy para que contradiga a Bárcenas, a quien es verdad que conoció y hasta le llegó a mandar sms pero al que luego dejó de conocer y si te he visto no me acuerdo?

Afortunadamente, la Justicia no se deja engañar tan fácilmente. Días atrás, la Audiencia Nacional rechazaba que, a petición del que fuera secretario general del PP de Valencia, Ricardo Costa, Rajoy prestara declaración como testigo en el juicio por la presunta financiación irregular del partido que comenzará en marzo de 2017. Y todo porque, según se afirma en el auto, su testimonio no resulta necesario, pertinente ni útil para esclarecer los hechos. ¿Desde cuando el presidente de un partido ha de saber siquiera de pasada cómo se financia una de sus organizaciones territoriales?

En resumen, no hay razón suficiente para que Rajoy testifique, que tal y como están las cosas a lo mejor le hacían deponer por la tarde y le fastidiaban la siesta. Ni tampoco hay motivo para que el PP se preocupe por este asunto, sino todo lo contrario, ya que la experiencia ha demostrado que todos los procedimientos judiciales que tratan sobre sus corruptelas elevan sus expectativas electorales. Desde el partido se ha trasladado un argumento a sus dirigentes para que ante cualquier pregunta sobre el particular respondan lo siguiente: "No existe la impunidad, quien la hace la paga, sea quien sea y se llame como se llame". Esto último debe de ser por si tampoco ellos conocen a nadie.

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