Tierra de nadie

¿De qué se queja IU?

Uno de los principales retos de la acuicultura es conseguir que los peces se hagan vegetarianos. Es una aspiración muy ecológica porque mientras las piscifactorías sigan necesitando piensos hechos con harina de pescado para alimentar a sus doradas y lubinas estaremos ante la pescadilla que se muerde la cola: se seguirán esquilmando los océanos para sostener unos criaderos que se pensaron justamente para lo contrario. Se trata, en consecuencia, de erradicar en un ambiente controlado aquello de que el pez grande se come al chico, ya sea al natural o en escamas que salen de un bote.

En política, el canibalismo también está muy arraigado y es muy difícil lograr de repente esos cambios de dieta. Alberto Garzón, en representación de los deglutidos, presentará este sábado en la Asamblea Política de IU un informe en el que destaca insuficiencias en la alianza con Podemos y critica la invisibilidad a la que se somete a su formación en el trabajo parlamentario. Se queja Garzón de que se lo comen por las patas y viene dar la razón a los que, con gran criterio astronómico, predijeron el eclipse.

Es obviamente una cuestión de fuerza. Se pueden sostener varios globos de helio con una mano sin levantar los pies del suelo pero si se intenta asir la amarra de un dirigible lo lógico es que uno vuele como un pelele por encima de los tejados sin posibilidad de soltarse so pena de partirse la crisma. El paseo, sin duda, será emocionante siempre que se acepte que serán otros los que decidan la dirección, la velocidad y la altura y, en casos extremos, el momento en el que te dejarán caer como un saco de lastre. De lo que se lamenta Garzón es de la vida misma, que es implacable.

Ha sido habitual analizar la alianza electoral desde el punto de vista de Podemos para dilucidar si el millón de votos que sobre el papel debía aportar IU a la causa contuvo la hemorragia o la desencadenó y en esa discusión bizantina se estuvo durante meses. En lo que pocos se detuvieron fue en el impacto que tuvo en la propia IU, que salió de las elecciones del 20 de diciembre con dos diputados, económicamente en quiebra y condenada a las tinieblas. Tras unos botellines de Mahou cinco estrellas, el paraguas de Podemos permitió a los de Garzón colocar a ocho de los suyos en el Congreso y a otros dos en el Senado y evitarle ese triste y musical final de los cisnes. Alguien dijo que IU se había vendido por un plato de lentejas aunque la realidad es que lo hizo por un viaje a la insignificancia con pensión completa.

A cambio de subordinación, Garzón salvó a IU de una muerte segura en esta primera fase, tras la que aspiraba a la trascendencia: convertir la alianza en convergencia y construir un nuevo edificio en el que la coalición no fuera el inquilino al que algunos siguen contemplando con recelo sino en uno más de los propietarios, una IU dentro de otra IU mayor, una federación de organizaciones que diera forma a su pretendido movimiento político y social que superara la lógica partidaria.

Ocurre que a Podemos el plan no le seduce ni cree que entregar su soberanía a un ente superior le reporte beneficio alguno, hasta el punto de que el blindaje de su independencia fue el único asunto en el que Iglesias y Errejón coincidieron antes de cruzar sus armas en Vistalegre. Ello convierte a IU en un simple satélite que orbita en torno a un sol que no es el suyo y en cuya superficie los del Apolo 11 ya han clavado su bandera.

Se lamenta amargamente IU de que el ninguneo reduce su cuota de iniciativas parlamentarias al 7% del total, que equivale al peso de sus diputados respecto al total del grupo, y que lo justo sería establecer un reparto basado en los votos que obtuvo en diciembre de 2015, esos más de 900.000 sufragios que nadie sabe adónde fueron porque tras la coalición de 2016 la resultante se dejó 1,2 millones en el camino e hizo imposible el ansiado sorpasso al PSOE. Y que, por si ello fuera poco, las elaboradas por IU se difuminan y pierden sus derechos de autor "bajo el rótulo de Podemos, ni siquiera del de Unidos Podemos".

Las tinieblas es un sitio muy peligroso en política porque si no te ven no existes. Iglesias ha respondido a las quejas de Garzón con la promesa de ser generoso y dejar de hacerle sombra de vez en cuando, para ver si con algo de luz le vuelve el color a la cara y deja de estar tan pálido. El pez grande acepta nadar con el chico por el acuario sin engullirlo. Cuando tenga hambre se verá si ha logrado hacerse vegetariano.

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