Tierra de nadie

Ciudadanos hace un Obiang

Siguiendo la estela de Obiang, a quien el censo guineano siempre se le quedó pequeño, o de Putin, que demostró que los chechenos no eran rencorosos porque, tras masacrarles, el 99,82% le dio su apoyo en las elecciones, Ciudadanos ha conseguido  que haya más votos que votantes en sus primarias de Castilla y León y hasta se ha atrevido a levantar acta de la proeza. La Comisión de Valores y Garantías de los naranjas busca desde este domingo una explicación razonable a lo que supone un auténtico desafío a las matemáticas más elementales.

Se enfrentaban Silvia Clemente, la candidata oficialista recién llegada del PP, y el ‘rebelde’ Francisco Igea, que durante unas horas se avino a reconocer la victoria de su oponente por un estrecho margen de 35 votos, hasta que reparó en que la suma de los sufragios obtenidos por los candidatos en liza ascendía a 1094 para sólo 1013 electores. Tras descargar los certificados de voto y comprobar que decenas de ellos procedían de un mismo ordenador y habían sido emitidos en dos tandas sucesivas con nocturnidad y alevosía, Igea ha decidido impugnar el proceso y pedir aclaraciones antes de acudir al juzgado de guardia.

El presunto fraude pone en solfa el sistema de voto telemático de Ciudadanos, que ya había sido objeto de varios análisis con la conclusión demoledora de que es lo más parecido a una castaña pilonga. El partido exhibe como garantía del proceso la participación en el mismo de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, aunque su función se limite a certificar exclusivamente cuándo se ha producido el voto pero no garantiza que un mismo afiliado pueda votar varias veces o que dicho voto se dirija al candidato de su preferencia. Las reiteradas denuncias sobre la ausencia de garantías de que el voto sea secreto y anónimo o sobre la escasa fiabilidad del recuento, que está controlado por el aparato y no se somete a ninguna auditoría externa, han sido sistemáticamente ignoradas por el partido.

Por lo conocido hasta el momento, sólo hay dos hipótesis plausibles para justificar que a altas horas de la madrugada se emitieran más de 80 votos desde una misma dirección IP. Una es que un grupo de afiliados de Ciudadanos, constituidos en comuna y aquejados de insomnio, decidieran participar en las primarias castellano-leonesas a la luz de la luna. La otra es que se haya producido un pucherazo grosero tras comprobarse en tiempo real que la candidata apoyada por Rivera iba a perder la votación y necesitaba de cierto auxilio informático. La Comisión de Valores y Garantías no tendrá fácil elegir entre ambas.

Que los adalides de la regeneración sean capaces de falsificar un recuento y pasarse la democracia interna por el arco del triunfo es impensable. De ahí que cobre fuerza la idea de la comuna insomne, ahora que los precios de los alquileres obligan a compartir piso, ordenador y cuarto de baño. No hay fraude sino un problema de vivienda más que evidente.

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