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Una vida sin vida no es vida

Fernando Pedrós
Periodista, filósofo y miembro de DMD

Vincent Lambert es noticia constante en estos últimos meses. Tiene 38 años, se encuentra  en un centro hospitalario de Reims (Francia) en estado  de coma desde hace 5 años en que sufrió un accidente de tráfico. Los médicos diagnosticaron "paciente tetrapléjico en estado vegetativo crónico". Su situación se juega entre la vida y la muerte y para dirimirla su caso clínico ha ido en estos años en un largo peregrinaje de tribunal en tribunal.

El problema es que la familia está dividida. La mujer de Vincent y una de sus hermanas estaban de acuerdo con la decisión médica de retirar el respirador y la  alimentación y la hidratación artificial al enfermo que son los medios que artificialmente le mantienen la vida.  La hermana  menor de Vincent  manifestaba que "mi hermano no quiere vivir de esta manera; él había indicado claramente en alguna ocasión antes de su accidente que no deseaba un encarnizamiento terapéutico. Dejarlo morir es también un acto de amor". Los padres, por su ideología muy católica, comentaba la hermana, se oponen a la retirada de los soportes que le mantienen artificialmente en vida. El 11 de abril los médicos, de acuerdo con la ley Leonetti y con el consentimiento de la mujer del enfermo, retiraron la alimentación artificial y la hidratación al enfermo, pero un mes más tarde un juez a petición de los padres  ordenaba la aplicación de nuevo de alimentación e hidratación.

En estos días el caso está en las manos de un alto tribunal de jurisdicción administrativa que tendrá en su sentencia la palabra definitiva respecto a la situación de Lambert. En las últimas sesiones en la sala del juicio se han apiñado abogados, familiares, médicos,  periodistas, personas interesadas en el tema, representantes de la Unión nacional de asociaciones de enfermos con traumatismos cerebrales... Muchas cuestiones  deontológicas, bioéticas y  humanas tendrá que dirimir el tribunal. Pero, independientemente de los temas que jurídicamente se valoren en la sala, el caso del enfermo tetrapléjico e inconsciente  está teniendo mucha resonancia  en la calle. Vincent Lambert no había dejado sus Instrucciones previas o Testamento vital, documento que hubiera evitado las tensiones familiares, el recorrido por tanto tribunal con los recursos, la incertidumbre ante la sentencia final... Por ello  el diario Le Monde, que está siguiendo el caso  paso a paso  lanzó la pregunta a sus lectores: "¿Piensa Vd. dejar su testamento vital?"

Las respuestas dejan traslucir por lo general la perplejidad de los lectores ante la situación del enfermo y de  la familia. Hay quien no se dejaba impresionar por el caso y de modo decidido enjuiciaba: "Una vida sin vida no es vida".

La primera impresión que se obtiene de la recogida de opiniones y testimonios de entre los lectores es que el documento de Instrucciones previas es algo todavía bastante desconocido y que  muchos al conocer el caso de Lambert  están sintiéndose interpelados y se deciden a salir del desconocimiento del documento o de la despreocupación que hasta ahora han tenido.  A mucha gente le ha  impresionado la situación no solo de enfrentamiento dentro de la familia sino sobre todo el proceso de ir de tribunal en tribunal  y la eterna lentitud de estos problemas (lleva el enfermo cinco años en coma) que al estar entre la vida y la muerte parecen reclamar una solución de urgencia.

Hay quienes  tenían con anterioridad  la preocupación de dejar  bien claro  las últimas voluntades y comentan que es un tema que hemos hablado en familia y "nadie podrá decir que  no se conocen mis deseos".  Una enferma de cáncer  manifiesta que ha hablado con frecuencia con sus familiares de su voluntad al final de la vida,  pero ahora a la vista de lo que le está ocurriendo a Vincent Lambert ha  decidido poner su voluntad por escrito, pues "no puedo dejar esta decisión a otros".

Entre los que han hecho  su documento de últimas voluntades existe una  fuerte conciencia de ser libres  en tales momentos. Así  son significativos comentarios como:

"No delego en nadie la decisión acerca de mi muerte. Es algo que me pertenece. Por eso he cumplido con el documento de instrucciones previas".

"No quiero que nadie tenga que adivinar  mis deseos en ese momento".

"Soy joven,  pero ya desde hace unos años  en mi carpeta de documentos tengo mi testamento vital. Esto me permite estar tranquilo por si algo imprevisto ocurre".

"Algunas situaciones serían más sencillas de resolver si se tomaran medidas preventivas".

"Estar enfermo  es agotador. Uno se  convierte en un niño pequeño. Y no poder expresarse o moverse es terrorífico"

Y también hay personas que deploran no haber logrado convencer a sus familiares y  amigos  a  realizar un testamento  vital para estos momentos. Son los jóvenes –se comenta-  los que prescinden pues parece ser que se creen no vulnerables

Y como "la vida sin vida no es vida" y es  mejor morir, son muchos los que con el ‘affaire’ de Vincent Lambert se van convenciendo de que hay que salir de la inconsciencia, de la despreocupación y no dejar las cosas para un mañana imprevisto.

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