Estación Término

La eutanasia negada a los franceses

Fernando Pedrós
Periodista, filósofo y miembro de Derecho a Morir Dignamente (DMD)

 

Ante la noticia de la votación de la ley francesa el martes en la Asamblea nacional  solo cabe decir que la ley es una ley fallida. No autoriza la eutanasia o el suicidio asistido, establece el "derecho a una sedación profunda y continuada en fase terminal de una enfermedad incurable", así como la vinculación de las directivas anticipadas de los enfermos terminales.

 

El fracaso de la ley es por bastantes motivos, pero diré el que considero fundamental. No es que un día se me ocurrió defender las conductas eutanásicas y que por ello estime esta ley como papel mojado al desechar la eutanasia y el suicidio asistido. Defiendo radicalmente la autonomía de la persona y, por tanto, la autonomía del paciente y la libre disponibilidad de la propia vida y por ello el poder decidir cuándo y cómo morir. Los parlamentarios franceses tenían ante sí a su pueblo que casi en su totalidad (90%) está a favor de la autonomía en el morir y pedía una ley de eutanasia que permita a la persona ‘morir bien en libertad’. Pero se ha preferido hacer una ley al gusto de la pareja de partidos PS y UPM dando la espalda al criterio y exigencia del pueblo.

 

HOLLANDE PROMETE UNA LEY SOBRE LA SEDACIÓN FINAL PARA UNA MUERTE DIGNA

 

Hace unos días el diario Liberation hablaba de la ley que se ha votado diciendo: "la ley Leonetti ha muerto, viva la ley.... la ley Leonetti bis. Hollande y el partido socialista han sido timoratos y ese camino no les ha conducido a lo que proclamaron hace tres años. Ha desparecido día tras día el Hollande de la campaña presidencial que prometía una ley que permitiera la ayuda activa medicalizada para morir. Incluso el parlamento ha desconocido la validez que podía tener el informe Sicard elaborado por el Comité Nacional de la Ética, publicado en diciembre de 2012, que no aceptaba la eutanasia, pero veía el camino mediante el suicidio asistido. Los legisladores han trabajado meses y meses para llegar a aceptar la sedación profunda y continuada como correcta praxis médica. Si el enfermo ha decidido prescindir de todo tratamiento al ser en su situación terminal inútil nadie le puede quitar el derecho a una sedación profunda y continua hasta su muerte. La autonomía del paciente puede decidir el cese de tratamientos y esta clase de sedación, si mal no recuerdo, había sido dada como correcta por la Alta Autoridad de la Sanidad en el año 2010 y que es normal como praxis médica en Francia.

 

El fracaso legislativo socialista lo ha intentado paliar la ministra de Sanidad Marisol Touraine -que en 2009, con Manuel Valls presentaron una proposición de ley de ayuda activa para morir- diciendo que no hay que violentar a la sociedad francesa y que llegarán tiempos en que se puedan dar nuevos pasos. Mientras que Leonetti ha comentado que "no considera que haya una evolución indefectible hacia la eutanasia y el suicido asistido". Esta es la opinión de los políticos conservadores, pero no quieren entender y no explican por qué el 90 por ciento de los franceses exigen la ley de eutanasia.

 

Sin duda los franceses vienen asimilando esta decepción desde hace tiempo pues el proceso del debate venía a ser como el parto de los montes. Y mientras esperan mejores tiempos el 88 por ciento de la población considera normal que haya eutanasias clandestinas. Según el Instituto Nacional de la Demografía, en 2012 hubo en Francia 3.000 eutanasias activas clandestinas. Creo que tantos fallecidos en estas condiciones y los médicos que corrieron el riesgo de ser perseguidos judicialmente merecían una atención legislativa que se les diese garantías para ejercer su libertad y solidaridad.

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