¡Eureka!

Cómo comprar por internet y que no te estafen

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La start up española Alise Devices ha desarrollado una tecnología antifraude inimitable para productos, billetes y documentos oficiales. En la imagen, su directora general, Beatriz Cerrolaza.

Por EDUARDO ORTEGA / FOTOS: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Pongamos que eres tú, lector, uno de los millones de usuarios de Viagra, y que además la compras en internet. Seguramente el principal motivo por el que la adquieres en la red porque te resulta más barato. Pero quizás eres uno de los que aún no conoce los enormes riesgos que corres haciéndolo. "Es el producto más falsificado del mundo. Tenemos que ser conscientes de que la gente que se dedica a falsificar no tiene ningún escrúpulo: usa pintura industrial para colorear de azul las pastillas. Y han llegado a utilizar matarratas para fabricarlas. Pero también conlleva un riesgo para el productor, quien pierde mucho dinero y prestigio cada vez que salta la noticia de un señor que ha tomado Viagra en mal estado o falsa", explica Beatriz Cerrolaza, directora general de Alise Devices. La start up española ha creado una tecnología antifraude imposible de imitar actualmente que ayudaría a solucionar este tipo de problemas con productos comprados por internet.

Su producto, Liliac, consiste en una diminuta lámina de 14 micras, la décima parte de grosor de un cabello humano, en la que se pueden ver imágenes por los dos lados si se aplica una luz polarizada. "Es un proceso de fabricación, que mantenemos bajo secreto industrial, bastante complicado. Consiste en unos siete pasos. Partimos de un material que nosotros mismos elaboramos a través de una mezcla de distintos componentes muy complicados de adquirir", cuenta. Una tecnología a la que llegaron casi por sacrilegio. "Hicimos lo que nunca debe hacer un investigador: no leer de lo que se estaban ocupando en sectores parecidos. Lo veíamos tan claro que empezamos a trabajar en una línea en la que nadie había trabajado y de ahí que conseguimos esa propiedad óptica".

Por entonces, en 2007, los cinco fundadores eran investigadores en la Universidad Politécnica de Madrid. Beatriz (Logroño, 1980) y Carlos, el director de tecnología, dejaron el centro cinco años después para dedicarse a tiempo completo a la empresa recién montada cuando ganaron un concurso y vieron que la cosa iba en serio. Los otros tres socios (Xabier, Morten y José Manuel) continúan en la Politécnica, desde la que prestan labores de I + D, pero dos de ellos la dejarán en unos meses para incorporarse al cien por cien a la firma.

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Aunque el sector de las compras de productos en Internet es prometedor para Alise Devices y puede ser una herramienta muy valiosa, la start up está más centrada actualmente en la autentificación de billetes y documentos oficiales, cuya tendencia es la de incluir ventanas transparentes para dificultar su falsificación. Y ahí parece encajar muy bien la compañía española. "Hay muy pocas medidas de seguridad que funcionen en una ventana transparente y que se pueden ver a través de ellas. Ahora mismo somos la tecnología más robusta, más infalsificable y que mejor se adapta".

Uno de los problemas que cada persona tiene que enfrentar con su cartera es saber si el billete que le acaba de devolver el taxista de turno o la cadena de comida rápida es auténtico. Pero, ¿cuánta gente sabe realmente dónde comprobar eso? Ese es uno de los principales fallos de las medidas de seguridad actuales y algo que facilita el fraude. "Nuestra tecnología es muy fácil de ver: se coloca delante de una pantalla y se ve una imagen sencillamente identificable. Al final, consiste en poner cada vez más dificultades a los que quieren falsificar. Una yincana de buenos contra malos".

Una pelea en la que la firma trata de ser el héroe y de la que saca partido. En la actualidad, por ejemplo, están avanzando en un proyecto con un organismo internacional emisor de documentos oficiales y con varias compañías del sector. Además, colabora con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el Ministerio del Interior y la Policía. Asimismo, se ha reunido con la Reserva Federal de EEUU para presentarle su tecnología y ha trabajado con sectores tan heterogéneos como el de los diamantes o el del juego. "Es algo que tiene sentido: hace un año o así se anuló un torneo de póker en Las Vegas porque aparecieron un montón de fichas falsas y no sabían cuánto dinero realmente estaba en circulación".

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Beatriz ha aprendido a negociar a marchas forzadas. Antes se sentía tan diminuta como su creación charlando con peces gordos; no la miraban de igual a igual. Hoy, con el apoyo económico de Telefónica, se faja en el cara a cara como si llevara toda la vida en esto. "Ha sido un máster acelerado. Es un poco instinto y aprender de los errores. Ahora mismo, a mí hasta me gusta. Es apasionante", admite esta ingeniera de Telecomunicaciones. Se vino desde Pamplona a Madrid a hacer la tesis y, enamorada de la capital, se quedó. "Me conquistó. Fue de las decisiones menos meditadas de mi vida".

La siguiente etapa del máster de negociación tiene lugar estas semanas, tras abrir su segunda ronda de financiación. Tendrán que decidir si siguen su camino aliados con otra firma del sector o por su cuenta, como hasta ahora. Beatriz se inclina más por la primera opción: "Conforme vaya habiendo demanda, es probable que tengamos que montar filiales en distintos puntos del mundo o conceder contratos de licencia". A poco que logren plasmar su tecnología en algún billete o documento, tendrán negocio para rato. Para muchos años, puesto que es un sector en el que los volúmenes de dinero son muy grandes. Hablamos de muchos millones de euros, porque su tiempo de vida suele ser muy largo. "Los hologramas, por ejemplo, han estado reinando durante más de cuatro décadas".

"He descubierto que soy una mujer de negocios", confiesa Beatriz, para añadir entre alguna carcajada: "Sí que es verdad que con mis hermanos jugaba de pequeña a ser la jefa y ellos mis empleados, pero nunca pensé de forma seria en ser empresaria. No obstante, después me he sentido muy cómoda y he ido aprendiendo mucho. Me gusta".

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