Tinta Mintenig

Perversidad

mugabe.jpgEs todo bastante perverso (por no decir muy perverso). Resulta que Sudáfrica ha vetado una condena a Zimbabue por la payasada de las elecciones del otro día, y que Estados Unidos está estudiando una reprobación del Consejo de Seguridad de la ONU hacia este país y su presidente, Robert Mugabe. Estados Unidos, el garante de los derechos humanos (que aplica la pena de muertecondoleezza.jpg sin piedad; propietario de Guantánamo; sede de las mayores multinacionales patrocinadoras de los Juegos Olímpicos de Pekín, etcétera). Según la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, los USA están "estudiando con la UE la posibilidad de emitir una especie de resolución de condena" contra Zimbabue. Nunca hubo una mayor contundencia en las declaraciones de la consejera. Si lo miran bien, la frase contempla tres posibilidades diferentes de que no se produzca tal condena. Y nos quedamos tan anchos. Así son los media, y así son los seres inteligentes que median con los media poderosos día a día.

mbeki.jpgCentrémonos en el veto de Sudáfrica. No se puede entender este veto, a menos que recordemos que su presidente actual no es Nelson Mandela, sino Tabo Mbeki, un ser que se atrevió a comparecer en una de las conferencias internacionales sobre el sida para afirmar contundentemente que esta pandemia, que afecta a una parte significativa de la población de su país, no estaba causada por el virus VIH. Mbeki, que creyó a pies juntillas las tesis de afamados gurús antitratamientos contra el VIH, negó durante unos años el suministro de antiretrovirales a los afectados sudafricanos. Tampoco se entiende el veto si no sabemos que Sudáfrica obtiene pingües beneficios en inversiones mineras en su país vecino.

mandela.jpgMandela ha cumplido estos días 90 años, acontecimiento celebrado a bombo y platillo en Londres con un gran concierto en Hyde Park, cuya recaudación se destinará al fondo de lucha contra el sida del líder africano. Y Mandela sólo ha osado realizar una tímida condena del régimen zimbabuense y la farsa de Robert Mugabe, cosa que ha decepcionado a muchos de sus valedores, pero yo creo que no se le puede pedir a Mandela, a estas alturas, que salve al mundo de la decrepitud y de la corrupción económica que lo corroe. No es la misión de Mandela, aunque sin duda es un referente moral, paliar con unas declaraciones los atropellos que se cometen por doquier. Las declaraciones de Mandela no pueden salvar a Zimbabue; no pueden asilar al régimen chino, que invierte millones en el uranio, el platino y el oro de las minas zinbabuenses; no pueden evitar que la ineptitud de la comunidad internacional provoque millones de muertos y damnificados en Birmania, y centenares de miles de refugiados de Zimbabue. No es la tarea de un hombre de 90 años que ha luchado toda su vida por la dignidad humana: es nuestra tarea.

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