Bocacalle

Música no, sí religión y tauromaquia

La eliminación de la música como asignatura troncal en la educación primaria en la mal llamada Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, pergeñada y aprobada bajo la gestión del actual ministro, ha movilizado hasta ahora más de 150.000 firmas en Change.org al objeto de que esa materia se restituya como obligatoria.

La introducción de la música en la educación de los niños se debe a la importancia que tiene para el desarrollo motriz y del habla, en correspondencia con el  intelectual y sensorial. El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con los otros niños, estableciendo una comunicación más armoniosa. Aparte de gustarles, a esa edad la música les da seguridad emocional y  confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones y sentirse inmersos en un clima de ayuda, colaboración y respeto mutuo. Nada menos. No en vano Nietsche dijo que la vida sin música sería un error

Casi al tiempo que firmaba la petición a Wert para que la música no fuera desalojada de la educación, me llega la noticia de que en el colegio concertado María Auxiliadora, gestionado en Salamanca por los padres Salesianos, se ha presentado en las aulas un grupo de estudiantes de tauromaquia al objeto de enseñar a los tiernos alumnos cómo se las arreglaban con la muleta, ilustrando la faena con los roles de toro y torero, al tiempo que los niños y niñas jaleaban los envites con los correspondientes ¡olé!

Es de recordar que en tiempos de Fernando VII, aparte de ser restaurada la Inquisición, la tauromaquia llegó a la Universidad -ahora se la ha restablecido gracias a Wert como patrimonio cultural-, y que ese periodo histórico se caracterizó por el popular grito de ¡Vivan las caenas!

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