Bocacalle

Hernández, hijo predilecto de Alicante, como Franco

Lo predije no hace mucho en un artículo publicado en este mismo periódico (Miguel Hernández y Franco) y acaba de hacerse paradójica realidad. Como España es un país de contrastes (léase en este mismo blog Salamanca: honores a Franco y al cabo que lo quiso matar), Alicante va a tener como hijos predilectos al dictador, que lo sigue siendo porque el Partido Popular así lo quiso y mantuvo hace un par de años, y a Hernández, que lo será según la propuesta planteada ayer en el pleno municipal, con objeto de enaltecer la figura de uno de los poetas más insignes del siglo XX español.

Esto es, que tal como ocurre en la provincia de Salamanca -si bien ahora la relevancia es mucho mayor por la personalidad del poeta-, verdugo y víctima van a compartir honores -esta vez los mismos-, sin que hasta ahora -que yo sepa- nadie haya reparado públicamente en tal contradicción, como si la memoria histórica de nuestro pasado más reciente también brillara por su ausencia a la hora de constatar estas inexplicables paradojas.

La que nos ocupa puede ser de bulto, pues este año se va a celebrar con todo tipo de eventos culturales el centenario del nacimiento del poeta de El rayo que no cesa, con el riesgo de que en el transcurso o al término de los mismos, cuando se hayan estampado en los medios y en las tribunas todo tipo de encomios y demás remembranzas laudatorias, no falte algún curioso observador que anote: Y siendo así Miguel como fue, tan excelente poeta y tan comprometido ciudadano en defensa de la democracia y la República, ¿cómo es que la ciudad que lo honra comparte con su verdugo, que combatió esos ideales, el mismo título honorífico? ¿Puede seguir Alicante asumiendo, en tiempos de paz, democracia y convivencia, una misma y tan contradictoria predilección?

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