Mientras a su fundador lo busca la Interpol por el mundo por un presunto delito sexual, no faltando declaraciones formales que consideran a Julian Assange carne de presidio perpetuo y hasta objetivo prioritario de ejecución o asesinato, Wikileaks no deja de nutrir las portadas de los periódicos. El capítulo de hoy lleva por nombres los de José María Aznar y Mohamed VI.

Empezando por el último, sabemos que USA lo juzga como un monarca corrupto hasta la glotis, cuya anuencia es indispensable para gestionar cualquier tipo de inversión inmobiliaria en su país. Sólo el rey y dos de sus más allegados colaboradores deciden al respecto, con el cobro de las correspondientes y pingües comisiones por su mediación. Se califica de glotonería vergonzosa esa corrupción, que si ya existía en tiempos de Hassan II, ahora con su hijo ha cobrado carácter institucional.

En mala hora José Bono, presidente del Congreso de los Diputados, mandó detener ayer a un grupo de ciudadanos españoles por levantar la voz en la sede de la palabra contra un Sáhara Occidental invadido y ocupado por un Estado corrupto, porque llamar a eso en democracia falta o delito es más bien una contribución de ayuda al método de mordaza y represión que el sátrapa marroquí adopta desde hace decenios contra el pueblo saharaui.

De José María Aznar sabemos hoy lo que sospechábamos, que hace cosa de tres años se ofreció a USA como salvador de la patria si veía desesperada a España, algo en lo que trabajó activamente a base de declaraciones catastrofistas aquende y allende los mares. El retorno a la política del ex presidente del Gobierno, en ese caso, se vería además justificado porque no estimaba convincente a su pupilo Rajoy, algo en lo que Aznar puso el máximo empeño a la hora de elegirlo como sucesor.

Consideraban en Estados Unidos que un candidato como Rajoy, derrotado en dos comicios generales, no era el más adecuado para concurrir a una tercera oportunidad. De ahí que se mantuviera a Aznar en esa expectativa de destino, algo que no será finalmente necesario porque en socorro de don Mariano han acudido los errores del Gobierno vigente y la dictadura mercantil. Ésta es la dominadora del mundo, ya sea en países demócraticos o en monarquías opresoras y corruptas como la que ampara y sustenta en la figura de Mohamed VI.