No sé cómo la historia del periodismo español del siglo XXI tratará al diario El Mundo cuando se glose la versión que este periódico dio durante años de la mayor masacre terrorista que tuvo lugar en España, aquel trágico 11 de marzo de 2004. Quiso con ella ese rotativo respaldar la airada y miserable oposición que durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero realizó el Partido Popular, derrotado en las elecciones del 14 de marzo de ese año -sobre todo-  por la desfachatada falacia de responsabilizar a ETA de aquella brutal matanza. 

En mi modesta opinión, el diario El Mundo debería haber aprendido a no caer en ese tipo de periodismo más veces, algo que parece no está dispuesto a admitir, según comprobamos con la portada del día de la fecha. Al igual que el 11-M era ETA, ZP fue ETA, Ada Colau simpatizaba con ETA y hasta los disturbios del barrio burgalés de Gamonal fueron propiciados por ETA, "Pablo Iglesias ayudó a la red de apoyo a los presos de ETA", afirma el citado periódico hoy a cuatro columnas, cuatro.

Mientras, otro eurodiputado de Podemos en Bruselas,  el zaragozano Pablo Echenique -y tal como le ocurriera hace unos días al propio Iglesias-, se estrenó este viernes pasado ante la prensa internacional con aplausos. El nuevo parlamentario respondió a las preguntas con fluidez, en varios idiomas y con una frescura tan poco habitual que sorprendió y agradó a los periodistas de varios países allí convocados. 

Quizá las historias del periodismo español del siglo XXI digan del diario El Mundo que se extinguió cuando se empeñó en seguir dando a ETA este tipo de titulares a cuatro columnas, en contra de un nuevo partido que empezaba a tener la voz y el voto de la indignación ciudadana, con la única y más valiosa de las herramientas para un cambio político que ya está en marcha y algunos periodistas advierten: la que sabe conciliar en este país, por fin, la razón de la palabra con la razón contundente de la protesta contra un régimen en franco proceso de corrupción.