Bocacalle

El suicidio del profesor Antonio Aramayona

El pasado domingo por la mañana, muy a primera hora, el programa A vivir que son dos días, que dirige y presenta Javier del Pino, se acordó de mi querido y recordado amigo Antonio Aramayona, que se suicidó el pasado 5 de julio en Zaragoza. La suya fue una decisión madurada y serena que Antonio tomó ante la inminencia de una enfermedad que podía reducir su vida a un grado de dependencia máxima, en pugna con su incuestionable vitalidad y trayectoria ejemplar como activista. Quiso Aramayona, profesor de ética y filosofía, escritor y hombre bueno, vivir y morir al pleno de su conciencia, y dio a quienes le conocieron una última e inolvidable lección de coherencia, valentía y sensibilidad que jamás olvidaremos.

Desconozco las causas por las que la SER ofreció a sus oyentes ese recuerdo de Aramayona, dos meses y pico después de su muerte. Tampoco se explica muy bien que habiendo sido tan ignorado nuestro querido profesor y su activismo político durante largo tiempo por la mayoría de los medios de comunicación, con sus casi dos años de permanencia (no uno, como se dijo en el citado programa) al pie del domicilio de la consejera de Educación del gobierno aragonés -en pro de una educación pública y laica-, lo que entonces fue silenciado sea ahora ensalzado por la citada emisora como ejemplo de lucha cívica y compromiso social.

Recuerdo muy bien, cuando la SER se refería a las colaboraciones de Antonio en determinados medios, que mi admirado profesor y excelente escritor fue censurado en varias publicaciones de importante cabecera como El Periódico de Aragón y ElDiario.es (Aragón) , por lo que Aramayona retiró su firma de los mismos y la mantuvo hasta el final en El Huffington Post, donde publicó su conmovedor artículo de despedida, que conviene leer y releer para darse cuenta de la personalidad del firmante: Mi último artículo para ti.

También se dijo en el programa dominical de la mencionada emisora que por sus escraches pacíficos, Antonio Aramayona fue apercibido, acosado y sancionado por la Delegación del Gobierno en Aragón, hasta que un auto de la Audiencia Provincial de Zaragoza dictaminó el pasado mes de enero que la actitud crítica del denunciado "entra dentro del derecho a la libertad de expresión y manifestación de la opinión, que en una sociedad democrática pluralista como en la que vivimos, tiene su pleno amparo en el marco constitucional".

Escuchando el programa de Javier del Pino, todos cuantos tuvimos el privilegio de conocer a Antonio lamentamos, al reencontranos con su voz en un medio de gran audiencia, que su protagonista no estuviera entre nosotros en vivo y en directo, porque en vivo y en directo lo añoramos y apenas lo tuvimos en los grandes medios que hoy dan cobertura a su recuerdo y celebran su trayectoria y ejemplo en tiempo pasado. Aramayona siempre será porvenir para quienes compartieron la vitalidad de su inteligencia, sus afanes por la utopía necesaria -título de su blog- y la cordial sensibilidad de su humanismo.

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