Bocacalle

La muerte de María Asquerino

Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE), la entidad a la que pertenecía como socia con el número 1.162 la gran actriz María Asquerino (1927), ha recordado con motivo de su fallecimiento que no es la primera vez que al producirse el óbito de uno de sus asociados en la más absoluta soledad, nadie reclama su cadáver, por lo que AISGE ha de esperar la autorización del juzgado de instrucción para el traslado del mismo, a fin de verificar su velatorio y posterior sepelio. En esta ocasión, dada la nombradía de la actriz y su brillante y dilatado historial, su compañera Pilar Bardem, presidenta de la citada asociación, ha hecho posible que a María Asqerino se la despidiera el viernes por la tarde como merece en el escenario del Teatro Español de Madrid. "Era amiga, compañera y un ejemplo de independencia y vitalidad como mujer. Será imposible olvidar su legado humano y artístico", ha dicho Pilar desde México.

Me parece lamentable y propio de la baja estima y hasta el desprecio que dispensa este gobierno a la cultura, que en estos casos el Ministerio correspondiente no haya hecho la más mínima gestión a favor de la memoria y reconocimiento debidos a la actriz, una vez consumada su existencia. El cuerpo sin vida de Asquerino permaneció abandonado en el depósito de cadáveres desde la madrugada del martes y durante todo el miércoles pasados, hasta que AISGE tomó la iniciativa, en evitación de que quien fue galardonada con la la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes, así como con otros importantes premios por su prolongada y notable trayectoria profesional, nos dejara con el más despiadado e injusto de los silencios: el que el público, sin quererlo, puede llegar a mostrar cuando desde los altos estamentos oficiales de la cultura se ignora la responsabilidad, obligación y delicadeza de organizar y rendir un último homenaje y reconocimiento póstumos a una de nuestras más activas y sobresalientes actrices. Gracias por tu vida, María, gracias por tu amor por el teatro a lo largo de setenta años. Disculpa la desconsideración y la ignorancia de quienes te olvidaron en la hora de tu adiós.

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