El desconcierto

El dilema Fernández : Otegi o Gabilondo

Nueve meses con el machaconeo del no es no, votado unánimente por todo el comité federal del PSOE, y apenas un mes para reconvertirlo en abstención. Pese a que Javier Fernández sabe tragar sapos, por toneladas los tragó con el corrupto José Angel Fernández Villa en el saqueo del sindicato Soma-UGT, los que tiene que tragar ahora en la Gestora socialista exigen unas tragaderas que está por verse que la garganta de este ingeniero sea la adecuada. No le va a ser nada fácil pastorear a todos los diputados socialistas para que comulguen con las ruedas de molino de la derecha, si buscan evitar unas nuevas elecciones generales que no parecen nada propicias para el PSOE. La calma relativa de hoy precede a nuevas tempestades. Tanto si opta por la abstención como por las urnas.

Precisamente para sortear la probable ruptura de la disciplina de voto, bastante probable en el grupo parlamentario socialista catalán, además de otros diputados como Susana Sumeizo que continúan aún con el no es no, echa ahora mano de aquella fórmula empleada por la izquierda abertzale en el parlamento de Vitoria cuando la votación sobre el Plan Ibarretxe. Entonces, la mitad de los diputados de Batasuna votó a favor del proyecto soberanista del Lehendakari, mientras que la otra mitad votó en contra de Ibarretxe. Así resolvían su grave contradicción política. Facilitaban que siguiera adelante un plan político que no creían viable. Nadaban a favor del soberanismo, entonces impulsado por el PNV, a la vez que guardaban las ropas independentistas abertzales.

La carta Otegi es, por lo tanto, una de las que baraja el gestor Javier Fernández. Permitiría apoyar la investidura de Rajoy tanto como expresar su rechazo a la investidura a Rajoy. Algo así como un guiño al electorado socialista partidario en su gran mayoría del no es no de Sánchez. Quedaría, pues, un no retórico, de cara a la galería, acompañado, claro está, de unos cuantos votos necesarios para que el presidente del gobierno en funciones siga cuatro años más en la Moncloa. Mataría dos pájaros de un tiro. Por fin, habría gobierno de la derecha, mediante esta carta parlamentaria en la bocamanga de Fernández; que ahorraría no pocos llantos y quebrantos en un PSOE que no para de llorar desde este octubre nada rojo.

Menudo papelón, por supuesto, para los portavoces del PSOE que afirmaron que el PSOE nunca se abstendría, hasta el punto de descalificar como periodismo ficción cualquier análisis que afirmase lo contrario tal y como ha ocurrido. Pese a que su profesión consiste en negar hoy lo que dijeron ayer y dirán mañana, es innegable que esta rectificación ha provocado la mayor crisis política de toda la centenaria historia del PSOE. Que el señor Antonio Hernando vaya a explicar en los próximos días lo contrario de lo que viene explicando desde hace nueve meses le desacredita personal y políticamente, a la vez que convierte en papel mojado la carta abertzale que baraja el señor Fernández. La copia del original de Otegi exige que ayer, hoy y mañana se mantenga una cierta coherencia.

Precisamente por ello, hay gestores socialistas que proponen afrontar las posibles nuevas elecciones con un nuevo candidato. Incluso algunos lanzan el globo  sonda de Angel Gabilondo, como si este compañero de viaje del PSOE, venido desde las fundaciones de Felipe González, tuviera la varita mágica para resolver las muy graves contradicciones sociales, políticas y territoriales del socialismo. Aunque la propuesta se alinea con los objetivos derechistas del golpe de estado, competir con el PP sobre cómo gestionar mejor los recortes sociales, a nadie escapa que este non nato candidato corre el muy serio riesgo de no sumar ningún voto del centro derecha y espantar a los ya muy espantados del voto de centro izquierda. No parece que el viejo guerrista que es Fernández esté por la labor. Aunque se viera obligado a ir a las urnas, seguramente sería otro el candidato elegido.

Pero el principal problema del gestor Fernández es que Rajoy no es Ibarretxe. El Lehendakari necesitaba los votos de Arnaldo Otegi para poder sacar adelante su proyecto soberanista, el hoy presidente de Gobierno en funciones ya no necesita los del PSOE porque puede decidir unas nuevas elecciones que le garantizarían un gobierno estable. Sabe bien que ese patrón común, el Ibex, que comparte con el gestor Fernández –los 35 del Ibex votan lo que no pueden votar los militantes del PSOE– no apoyan a los dirigentes peperos que buscan enterrar a los socialistas. Rajoy, por consiguiente, se abstiene hoy de exigirles a los socialistas las nuevas condiciones draconianas de las que habla el inefable Hernando del PP, gemelo del Hernando del PSOE. Sin embargo, cuanto más insiste la Gestora en explicar la abstención como medio de evitar un desastre electoral del PSOE en unas nuevas urnas, más se acentúa esta tentación electoral en las filas del PP aunque no en la Moncloa.

En definitiva, el dilema de Fernández se resolverá, probablemente, aplicando la fórmula Otegi. No tiene otra elección, ya  que el socialismo catalán y un grupo indeterminado de diputados socialistas no tragan con la  abstención. La otra opción, la de Gabilondo, sería salir de Málaga para caer en Malagón.  Así las cosas, todo indica que Rajoy y Fernández van a tener que entenderse. Le interesa al PP, al PSOE y a los potentes lobbies que han dirigido la defenestración de Pedro Sánchez. No se monta un golpe de estado en el PSOE por los partidarios de la abstención, para después seguir votando no es no. Quienes se han manchado políticamente en la ocupación de Ferraz, no van a cogérsela ahora con papel de fumar cuando están en vísperas de rematar la jugada.

Más Noticias