El desconcierto

La reunificación de Sánchez

No terminan los disgustos para los poderosos. Tras Vistalegre II de Podemos, donde Errejón e Iglesias han dado toda una lección de unidad en la diversidad, la presentación ayer del importante documento político "Somos socialistas" de Pedro Sánchez, en el madrileño Círculo de Bellas Artes, auténtico manifiesto en pro de la reunificación socialdemócrata del PSOE, remata su desazón e inquietud. Por el texto, por sus redactores, por los muchos apoyos recibidos, además de la propia personalidad del defenestrado secretario general, es probablemente uno de los actos de mayor significado en la historia presente y futura del socialismo español. No es un mitin más de las próximas primarias, aunque se inscribe en ellas, sino la expresión coordinada de todas las sensibilidades contrarias a que el PSOE sea subsidiario del PP.

En torno a Pedro Sánchez confluyen en este momento todas las corrientes de izquierda existentes en el Partido Socialista. Desde Izquierda Socialista, liderada por Pérez Tapias, a los guerristas históricos, José Felix Tezanos, Manuel Escudero y Enrique Linde, a los sanchistas, Odón Elorza, Josep Borrell y Cristina Narbona. Es un hecho inédito desde que en la lejana transición emergiera el PSOE del Guadiana de la historia. Aquí empieza y acaba la socialdemocracia en el seno del Partido Socialista. Más allá, existe el socialiberalismo, republicanismo e incluso neoliberalismo; pero nada que pueda tener que ver, ni de lejos, con un mínimo pensamiento de izquierdas. Aunque, claro está, la derecha socialista, ya lo decía Simone de Beauvoir, niega hoy su existencia como el diablo que también la niega. Más de cien días, como principal sostén político de un gobierno como el de Rajoy, les desmiente diariamente.

Esta práctica vergonzosa de la Gestora, teatro de marionetas guiado por felipistas históricos como Rubalcaba, es respondida en el texto socialdemócrata elaborado por los dos teóricos históricos del guerrismo, José Felix Tezanos, ex-secretario de Formación del PSOE, y Manuel Escudero, redactor del Programa 2000, sobre un previo borrador analítico del movimiento sanchista preparado por Odón Elorza. Tezanos en el planteamiento político y Escudero en el económico, son quienes han perfilado un documento de cuarenta páginas, "Somos Socialistas", que Sánchez, si es reelegido como secretario general, incluirá como propuestas vía enmiendas en la ponencia del XXXIX Congreso del PSOE convocado ya para mitad de junio, después de las primarias que se celebrarán en mayo. No estamos ya ante un mero proyecto de Sánchez, sino ante un proyecto socialdemócrata que encabeza Sánchez.

Probablemente, los partidarios de la subordinación del PSOE al PP, por activa como Susana Díaz o pasiva como Patxi López, se verán obligados a fusionar sus candidaturas para no continuar divididos ante la opción de la socialdemocracia. Dos candidatos de derecha socialista frente a uno socialdemócrata, con unas bases airadas como las socialistas, poco pueden hacer contra Sánchez. No es seguro, tampoco, que puedan hacer mucho si van unidos; pero juntos pueden apelar al patriotismo de partido – que, como es sabido, es siempre el último refugio de los canallas– para  frenar hoy la devolución de la secretaría general a su legítimo propietario que hoy encabeza la socialdemocracia. Ya no quedan ni los restos del primitivo plan de la Gestora de instalar bajo palio en Ferraz a Susana Díaz.

Nadie denuncia más a la lideresa andaluza que su propio socio, Rajoy. Al aplazar la presentación de los Presupuestos para finales de marzo, retrasa asimismo la votación sobre las enmiendas hasta que se celebren las primarias y el Congreso del PSOE. Tras el pacto firmado por la Gestora, el PSOE enmendará la totalidad de los Presupuestos del Estado, en  la primera fase del trámite parlamentario, para aprobarlos una vez que se cierre el próximo XXXIX Congreso del PSOE. Se trata de que la derecha del PSOE no se retrate como lo que es justo antes de que los militantes puedan votar en las primarias y en el congreso. Luego, en la segunda fase, se lo tragarán vía enmiendas como se tragaron ayer la abstención en la investidura de Rajoy. Desde el momento y hora en que traicionaron el no es no por el sí al PP, están condenados a tragar lo que les eche la Moncloa.

Lo que es preocupación en las fuerzas reaccionarias, es una cierta esperanza en las progresistas. La mayoría del electorado de izquierda exige poner punto final a las discrepancias entre el PSOE y Podemos, motivadas ahora por las dos malas tentaciones que se dan en el socialismo, el derechismo, y en los morados, el sectarismo. Del mismo modo que la reunificación socialdemócrata del PSOE se acentúa por la presión objetiva de Podemos, la consolidación de una corriente de izquierdas en el PSOE presionaría a Podemos para que termine con una cierta retórica sectaria que aún conserva. Herederos, tanto PSOE como Podemos, de una prematura escisión habida al calor de la revolución bolchevique, carece de sentido mantenerla cuando avanza por toda Europa el fascismo. No son tiempos de ruptura democrática, sino de defensa de la democracia.

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