El desconcierto

Aval bancario de Sánchez, aval político de Casado

La votación de hoy en el Congreso de los Diputados, sobre la prórroga del estado de alarma hasta el 11 de abril, será afirmativa pese a las anunciadas críticas e incluso abstenciones de algunos de los compañeros de viaje de la Moncloa, como la propia Esquerra Republicana. Gracias al máximo dirigente del Partido Popular, que ya ha adelantado su voto favorable, el presidente del Gobierno contará con el voto mayoritario del parlamento . Por segunda vez consecutiva Pablo Casado apoya el liderazgo de Pedro Sánchez en la lucha contra el coronavirus sin que ello impida, por supuesto, mal combinarlo con algunas duras acusaciones de otros cuadros del PP, como Teodoro García Egea, contagiados por el virus nacionalpopulista de Vox .

El aval bancario del presidente Sánchez, más de 100.000 millones de euros, explica el posterior aval político de Casado. Sin el primer avalista, no habría el segundo y ni que decir tiene que si los bancos tuviesen que devolver parte de los 60.000 millones de euros que recibieron del Estado, Sánchez seguiría siendo un felón e incompetente. Más aún .Desde que Felipe VI apoyara públicamente la gestión de Pedro Sánchez, casi reeditando el discurso del presidente del Gobierno, el PP no puede cabalgar sobre el coronavirus sino contra el coronavirus como oposición de Estado. La pandemia cortocircuita el feo vicio nacionalpopulista de algunos sectores de la derecha y obliga a Casado a situarse donde casi siempre se ha situado el Partido Popular, como nunca ha dejado de situarse Feijóo.

La patada que acaba de dar la señora Merkel a los eurobonos ha sido en el culo de los españoles e italianos. Lo que, traducido al castellano, quiere decir que si Madrid y Roma buscan financiación se deben dirigir al Mede, el cual ofrece créditos a cambio de cumplir condiciones estrictas. Es decir, las clases medias de toda la Europa del Norte se niegan hoy a mutualizar la deuda de la Europa del Sur. Vienen, pues, tiempos muy duros que obligan a pactos entre los dos grandes partidos y los pequeños partidos subalternos que los acompañan, como podrá verse en la votación de hoy. El próximo fallo del alto tribunal alemán, que podría declarar inconstitucional la llamada quantitative easing (compra de deuda pública y privada) agravaría la crisis del Estado español.

La prórroga del artículo 116 de la Constitución satisface indirectamente la recentralización del Estado, en la medida que evoca la LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico) impuesta ahora por la muy grave emergencia nacional que viven hoy todas las comunidades que componen España. Nada puede ser más aplaudido por quienes como el PP siempre han visto con inquietud el desarrollo de las competencias propio del Estado de las Autonomías y la política de alianzas del PSOE con los partidos nacionalistas catalanes y vascos. De hecho, la votación de hoy evidenciaría una fisura en la mayoría parlamentaria que sostiene el Gobierno de Sánchez si los socios soberanistas, salvo el PNV, se abstienen  de apoyar la prórroga del estado de alarma.

No es hora, por lo tanto, de ir de la mano de Santiago Abascal sino de la mano que le ha tendido el gobierno de Sánchez. Tanto a Vox como al Partido Popular les conviene, en esta coyuntura, un reparto de papeles en espera de que esta importante diferencia política táctica pudiera tal vez mañana confluir estratégicamente. Al fin y al cabo, el nacionalpopulismo de Vox, en cuanto se vaya afinando un poco, acabará avanzando electoralmente por su  crítica demagógica a la gestión de Sánchez contra el coronavirus y complementará la alternativa de Pablo Casado cuando la pandemia sea superada. Si Aznar llegó a la Moncloa tras la X del Gal y Rajoy después de aplicar el 135 de Zapatero, ¿por qué no Casado con el 116?

Es mucho más que un susurro en los despachos de los potentados. Pedro Sánchez está destinado a reeditar la suerte de Winston Churchill que fue desalojado de Downing Street 10 dos meses después de su victoria en la II Guerra Mundial. Tanto si fracasara como si triunfara en su lucha contra el coronavirus, es el cálculo del PP, la Moncloa estaría al alcance de la mano de Pablo Casado y obra en  consecuencia al venderse como soporte del gobierno que ansía sustituir. Aunque quizás, olvide que Pedro Sánchez prepara un nuevo capitulo de su libro Manual de Resistencia en el que no quedaría nada bien Casado. Churchill, no se olvide, no perdió por vencer en la guerra sino porque la sociedad exigía una protección social que entonces ofrecía el Labour Party en Inglaterra y ahora en España el PSOE.

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