El desconcierto

Encerrados con Sánchez

Habría que remontarse a 1986, cuando el ingreso de España en la entonces llamada Comunidad Económica Europea, para encontrar un precedente de un éxito político tan importante como el que se acaba de suscribir con los fondos europeos. Unos 140.000 millones de euros recibirá España tras el reciente acuerdo de la Unión Europea. Exito de Pedro Sánchez que evoca el de Felipe González. Justo porque el PSOE logró encontrar el camino hacia Bruselas, tras consolidarse la democracia, el PSOE puede hoy recibir la ayuda para hacer frente a los efectos socioeconómicos de la pandemia del coronavirus, tras haber afrontado con acierto sus consecuencias en el terreno sanitario.

Con este acuerdo, el PSOE revalida su hegemonía política como la revalidó en 1986, e inaugura un nuevo ciclo de largo poder socialista. La actual XIV Legislatura lleva ya el sello personal de Sánchez, tan solo a unos seis meses de su investidura como presidente del gobierno. Imposible un horizonte más claro y unas mejores expectativas políticas para el socialismo. En el reaparecido bipartidismo político, el PSOE domina la izquierda tanto como el PP no domina la derecha. Su liderazgo, su política y sus alianzas son las que configuran hoy el escenario político de toda la izquierda. Consecuencia de ello es que carece de alternativa a su gobierno progresista, tanto como de una crítica que no sea de derechas.

Por vez primera desde la transición, no existe una alternativa desde la izquierda al PSOE. La izquierda populista no solo no lo es, sino que su horizonte aspiracional se limita a sentarse en el gobierno con la izquierda socialista bajo la dirección del PSOE, tal como lo viene haciendo desde el pasado enero. Es todo un cambio de rumbo de la izquierda no socialista, tras más de treinta años de  Izquierda Unida. Aunque habría que ir mucho más lejos para poder encontrar algún precedente. Más concretamente al año 1921 en que surgió el Partido Comunista como escisión del PSOE, tras aceptar las famosas 21 condiciones de la Internacional Comunista. Casi cien años de historia de la izquierda están siendo superados estos días por Sánchez. Salvo la prensa de derecha, que confunde a Berlinguer con Perón, no quedan ni las raspas de esta cultura de izquierda.

Simultáneamente, el Partido Popular cosecha fracaso tras fracaso bajo el errático liderazgo de Pablo Casado, que recuerda cada día más al patético Hernández Mancha, que llegó a presentar una ridícula moción de censura contra el mismo González. Bajo el estado de alarma y ahora tras el acuerdo europeo, Casado ha dado toda una lección de cómo no se debe hacer oposición. Es todo un regalo para Sánchez, ya sobrado de regalos políticos, que la FAES continúe arrinconando al PP, a la vez que privándole de aliados con los que combatir la hegemonía del PSOE. Salvo en Galicia, donde gobierna el único dirigente popular en sus cabales, el resto es silencio cuando no el eco de Vox.

Como ya ocurriera en la década de los ochenta con González, la derecha económica estrecha su relación con el PSOE para sustituir la ineficacia del PP que debería ser su expresión política. Mientras el Partido Popular no recupere el sentido común, no le queda otra opción que trabajar con y a través del PSOE. Máxime tras el acuerdo de la Unión Europea, que le va a permitir a Sánchez contar con una financiación extraordinaria en los próximos tres años, a cambio de abordar reformas estructurales que demandan todos los organismos europeos, en coincidencia con los mismos objetivos de la derecha económica sin necesidad de que funcione la condicionalidad del freno europeo.

Los Presupuestos serán la consagración de este éxito de Sánchez y de la hegemonía del PSOE. Para otoño es bastante probable que Sánchez tenga atados y bien atados todos los apoyos, tanto los de la derecha como los de la izquierda.  Nadie va a ponerlos en cuestión -salvo el Partido Popular que volverá a cometer el error de no votarlos- porque impediría que mañana esos cuantiosos recursos llegasen cuanto antes a los ciudadanos. Sería tanto como un suicidio político, por mucho que se invocase como un pretexto esta o aquella reforma. Sánchez los ha encerrado a todos, derecha e izquierda, en un laberinto político sin más salida que la aprobación de los Presupuestos.

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