El desconcierto

La Cosa de Yolanda Díaz

La Cosa de Yolanda Díaz
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, pronuncia un discurso durante el Congreso confederal del sindicato Comisiones Obreras (CCOO) este sábado en el hotel Auditorium de Madrid.- EFE/Mariscal

Cuando en Italia el Partido Democrático de la Izquierda todavía no tenía nombre, en espera de que se encontrara, era conocido como La Cosa. Algo así ocurre hoy en España con la anunciada, pero aún no nacida, sigla de la plataforma de la minoría de izquierdas que pretende articular la vicepresidenta segunda del gobierno de Sánchez. Cabría decir, a la vista de la amplia atención suscitada por esta iniciativa política, que el nombre de la Cosa de Yolanda Díaz es ya uno de los principales ejes de la actual coyuntura política. Ninguno de los fulanos, zutanos y menganos que se mueven en la geografía de la izquierda radical tiene la autoridad, y sobre todo la auctoritas, de la actual ministra de Trabajo.

La reforma del mercado de trabajo hoy, la ley de vivienda ayer, y su discreta e inteligente tarea en el gobierno de Sánchez son, sin duda, su mejor carta de presentación, valorada en los sondeos incluso por encima del mismo presidente de Gobierno. Su amplio currículum de pactos sociales habidos durante la pandemia del coronavirus, rubricados por la CEOE, CCOO y UGT,  resume su gran capacidad de diálogo. No es nada casual que en el Congreso de Comisiones Obreras, celebrado la pasada semana, su vibrante intervención en defensa de los importantes derechos sindicales, recortados por Rajoy, fuese extraordinariamente recibida por los sindicalistas. Pese a no saber el nombre de la Cosa, ya se sabe que cuenta con el apoyo de los trabajadores.

Lógico, porque este  sólido discurso de Yolanda Díaz no está centrado en reivindicaciones identitarias, grupusculares, minoritarias o sectoriales, sino en la correlación de intereses entre las clases sociales. Con esta ministra de Trabajo, reaparecen como objetivos esenciales de la izquierda la legislación laboral, los convenios, salarios, comités de empresa, jubilaciones y despidos. Nada más oportuno por cuanto la derecha involucionista trata de penetrar en el mundo obrero a través de la demagogia populista de Vox contra la partitocracia, a la que definen como el Régimen de 1978 . Recuperar el lenguaje del  trabajo, como hace Yolanda Díaz, es vital para el Gobierno progresista.

Salvando todas las distancias posibles, la Cosa de Yolanda Díaz evoca el espíritu de una Izquierda Unida, eso sí, sin las obsesiones antisocialistas que la caracterizaron los últimos años y que aún siguen planeando en algunos grupúsculos. Por lo tanto, no será fácil el empeño y cabe asegurar que ya han comenzado las zancadillas de los que optan por ser cabeza de razón y no cola del león de Yolanda. Pero que estos obstáculos tengan que camuflarse, hoy nadie de estos círculos grupusculares se atreve a cuestionar a la ministra de Trabajo, indica bien que la Cosa cuenta con todo el viento a su favor y que los cuadros sindicales parecen dispuestos a echar una mano o dos a quien como la Vicepresidenta segunda vuelve a colocar a los trabajadores en el centro de la política.

De  la Cosa de Yolanda Díaz  depende el futuro del proyecto progresista que encabeza Pedro Sánchez. La Ley d'Hondt es implacable y si no triunfase condenaría a esta izquierda invertebrada a la irrelevancia política, al PSOE a la oposición y a la Monarquía de Felipe VI a la involución política. Nadie más interesado que el presidente del Gobierno en el éxito de este proyecto laborista que como el Labour Party va a nacer desde las Trade Unions española. Sin la pronta vertebración de la izquierda radical, el avance de la involución es hoy imparable. Es bastante elemental. En las urnas de 2023, El PP contaría con una extrema derecha potente mientras que el PSOE carecería de una minoría de izquierdas vertebrada. Importa mucho, por lo tanto, que la Cosa de Yolanda tenga nombre cuanto antes.

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