Otra economía

Los mayores de las residencias, un “colectivo no productivo”

Fernando Luengo, economista
Blog Otra economía: https://fernandoluengo.wordpress.com
@fluengoe

Así lo ha calificado la Confederación Vallisoletana de Empresarios, que lamenta que sean tenidos en cuenta a la hora de mantener a Castilla y León en la fase cero de la desescalada. Apelan a que el criterio a tener en cuenta deberían ser las capacidades productivas, las que dan vida y fuerza a la economía. Si ya no están en condiciones de trabajar, ¿qué pintan en este cómputo las personas que están en las residencias?

Podría decirlo de manera más templada y educada, pero no me sale, ¡qué asco! Para estos empresarios todo vale con tal de poner en marcha la máquina de sus negocios, ¡perdón, de la economía! Se puede revestir de preocupación por el empleo, se puede esconder en los pliegues de las banderas, o apelar al patriotismo, pero, seamos claros, tan sólo se trata de poner la caja de sus empresas de nuevo en marcha.

Poco importa que las mayores tasas de mortandad se hayan producido en las residencias de nuestros mayores. Sí, las mismas que han sido privatizadas o sometidas a drásticos -criminales, por hablar sin eufemismos- recortes de plantillas y medios de trabajo. Esas políticas con las que este tipo de empresarios estaban de lo más complacidos, pues eran muy "productivas", para sus bolsillos, claro.

Más allá de la mezquindad de los responsables de este colectivo patronal, hay que insistir una vez más en una cuestión clave: el mantenimiento de la salud, el bienestar de las personas mayores debe ser un indicador fundamental en la gestión de la pandemia y, por supuesto, a la hora de abordar la denominada "desescalada". Pero no sólo eso. Tiene que ser un objetivo central de las políticas públicas. La pregunta no es si los cuidados y las personas que los reciben son más o menos productivos, sino si constituyen una obligación de una sociedad decente y democrática. En mi opinión, la contestación es inequívocamente afirmativa.

No cabe aplicar el raquítico economicismo de lo productivo. Cuidar de nuestros mayores debería ser un objetivo irrenunciable de cualquier gobierno y mucho más de uno que se reclama progresista. Para cumplir ese objetivo hay que fortalecer el sector público de los cuidados, garantizar un número suficiente de residencias públicas bien dotadas, tanto en personal como en equipamiento. ¡Qué lejos estamos de esta situación y qué precio tan alto estamos pagando!

Por lo demás, a los que tienen la desvergüenza de calificar a las personas mayores que utilizan o viven en las residencias como "colectivo no productivo" hay que decirles que en la reorganización de la economía que hay que acometer la esfera de los cuidados es una pieza fundamental. El potencial de empleo, que tiene que ser digno -en la actualidad, en su mayor parte es precario y percibe salarios muy bajos-, contribuirá por el lado de la demanda a la reactivación de la actividad económica; del mismo modo que la puesta al día de la oferta de residencias públicas también dinamizará la economía.

El verdadero lastre reside en asociaciones patronales como la de Valladolid, con posiciones que ponen de manifiesto su insolidaridad y su incomprensión de lo que nos estamos jugando en la gestión de la pandemia; que colocan sus mezquinos intereses por delante de los de la ciudadanía y de la economía.

 

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