Tentativa de inventario

La sombra del Rubius

La sombra del Rubius

Leo en la BBC que un japonés llamado Morimoto alquila su tiempo para no hacer nada. Morimoto llegó a la conclusión de que "hacer algo" no se le daba del todo bien y decidió sacarle rendimiento a su inactividad. Ahora la gente paga por los servicios de Morimoto. Y Morimoto, que de indolente sólo tiene el empleo, les brinda a cambio un poquito de lo suyo, que consiste básicamente en nada –o en muy poco– y además siempre con moderación; "comer, beber (con responsabilidad, por supuesto) y dar respuestas simples", detallaba a la prensa este insólito emprendedor nipón. Quisiera, desde esta deslavazada tribuna dominguera, solicitar al lector una cálida e íntima ovación al bueno de Morimoto, ya sea por sublimar el sinsentido de la vida moderna o por capitalizar lo improductivo. Elijan ustedes.

Leo las andanzas de Morimoto en plena reclusión, autoconfinado a causa de unas salchipapas que tuve a bien compartir con un positivo en una terraza de Carabanchel. Leo su atrevimiento oriental a falta de que un facultativo certifique si he sido inoculado. Sigo con expectación también que Iberdrola irrumpa en mi buzón con su megavatio hora a 90 pavos e infrinja un daño irreparable en unas cuentas ya maltrechas. Mi vida es una salita de espera. Quisiera decirle a Morimoto que tengo miedo. Que pagaría por verle hacer nada a mi lado, por sentir de cerca su sombra inane. Pero estará ocupado haciendo nada al otro lado del mundo.

La hazaña del nipón brilla con desolada luz en este reconfinamiento mío. Pienso que a nadie, por escasas que sean sus virtudes, le debe gustar sentirse ignorado. Pero a Morimoto se la pela fuertemente. Y eso le honra. Pienso también en la nada como posibilidad. Y en un bostezo interminable que ahuyente al virus y los cargos a cuenta. Pienso en esa legendaria quietud rajoyana y en el estudiante que no sabe la respuesta y adopta un porte ingrávido, como absorto en movidas de enjundia; trascendente. Pienso en desaparecer sin ser visto. Eludir al virus y a las más que probables tres cifras de factura eléctrica. Pienso en una escapadita a Andorra. Pero no sé si pinto algo en el Principado. Quizá el Rubius quiera contratar una sombra. Quizá yo podría ser su Morimoto. El Morimoto del Rubius. Aunque bien mirado no sé si el Rubius proyecta algún tipo de sombra.

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