Tentativa de inventario

A causa del sol

A causa del sol
Dos personas en la piscina municipal de Casa de Campo, a 17 de junio de 2022, en Madrid.- EP

Son días de cierta complejidad. El intenso calor que sacude las calles de la Villa convierte a sus moradores en materia prima para un inmenso sofrito. Un revoltijo de vidas a medio cocer que se van pochando lentamente en su propio jugo. Un jugo que si bien todos destilamos en mayor o menor medida, los hay que destilan con mayor vigor y frecuencia. El autobús interurbano en hora punta permite testear de primera mano ese destilado hecho de vida y naufragios, bebidas carbonatadas y pinchos de tortilla.

Y es que a falta de piscinas y parques, a falta de fuentes donde arrimar el boquino, se unen ahora los cortes en el suministro de aire acondicionado en el transporte público. Toda una invitación por parte de la municipalidad para sucumbir a la embolia bajo un sol que intimida. No es descartable, dadas las circunstancias, que el delirio empuje al sufrido pueblo de la Villa a un auténtico despelote a orillas del Manzanares, sedientos como lagartijas, desquiciados en pleno averno. No hay otra salida. O quizá sí. El diputado Íñigo Henríquez de Luna apunta varias. Propone, con la frescura que da un buen sistema de refrigeración, que nos metamos en una iglesia o en un centro comercial para sobrellevar la canícula.

Ante la disyuntiva terminé en la sección de libros de unos grandes almacenes. Fue allí, hojeando al tuntún, que me encontré con una cita de Camus que es pura abulia estival, dice: "Ir hasta el fondo no es sólo resistir sino también dejarse llevar". La escribió en agosto del 37, muerto de calor. El editor aclara, en una breve nota al pie, que el francés andaba ya formulando (todavía a tientas) lo que más tarde sería El extranjero, la historia de un hombre que mata a otro sin motivo aparente un verano asfixiante. Ante el juez, el imputado esgrimió a modo de atenuante que lo había hecho "a causa del sol".

Imbuido quizá por ese "dejarse llevar" camusiano, bajé a la parte de ultracongelados y me encaramé donde los lingotes de espinacas. Abrí la puerta y aproximé el melón al estante de los brócolis. Estuve ahí un rato. Decidiendo qué no iba comprar. Sin motivo aparente. A causa del sol.

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