Jaulas Vacías

Psicópatas

Hoy por casualidad me he encontrado con esta foto en redes sociales. Este anciano que aparece en ella, fue condenado a 6 meses de cárcel y 500€ de multa por disparar a un gato y rematarlo quemándole vivo con un soplete.

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Como lo oyen, después de tirotear con un rifle de balines, y viendo que el animal no terminaba de morir, lo roció con una sustancia inflamable y le prendió fuego con un soplete. Varias vecinas, alertadas por los desgarradores alaridos del gato, fueron testigos de cómo el hombre incluso se sentaba a observar cómo sufría el animal y procedieron a denunciarlo ante el juzgado de guardia.

Puede que para quien esté leyendo ahora mismo no soporte siquiera imaginar los gritos de dolor del gato, y a este impresentable soplete en mano.

Cualquier persona sensible y capaz de realizar un mínimo ejercicio de empatía condenaría inmediatamente los hechos, pero se da la ironía de que el propio fiscal que instruyó el caso inicialmente, no encontró indicios de delito en los hechos, y pidió el sobreseimiento de la causa, pese a que el buen anciano no tuvo ningún reparo en reconocer los hechos. Según él, el gato le molestaba cuando merodeaba por su finca.

No es la primera vez que un maltratador reconoce serlo ante un juez. En otro caso, un cazador alegó en su defensa que desconocía que  ahorcar a sus galgos fueran delito. La asociación Baas Galgo lo denunció, consiguiendo una condena de 7 meses de prisión.

También reconoció haber dejado morir de hambre y enfermedad a los perros que mantenía encadenados en un corral, el segoviano al que denunció el Partido Animalista PACMA, consiguiendo una condena de 6 meses de cárcel e inhabilitación de tres años para la tenencia de animales.

Ninguno de ellos ha ingresado en prisión.

Siempre lo he mantenido y los hechos lo corroboran. En este país sale gratis maltratar a un animal.

No he visto a ningún representante político rasgarse las vestiduras ante la dantesca situación que vivimos en España con respecto al maltrato animal, ni trabajar para cambiar las leyes de protección animal, a todas luces insuficientes.

Deberíamos preguntar a algún psicólogo qué grado de psicopatía se podría determinar en este perfil de persona en base a los hechos relatados. Erradicar el maltrato animal debería ser una prioridad a nivel político. Necesitamos convencer del perjuicio que suponen personas como estas para el conjunto de la sociedad.

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