Principio de incertidumbre

El copago electoral

Si el Ejecutivo de Rajoy fuera un animal, sería un pez; pues se olvida de sus promesas en cada segundo. Por eso se olvidó de no subir los impuestos y de no abaratar el despido. También se olvidó de "sólo recortar el gasto superfluo". Y ahora parece que se ha olvidado de su firme promesa electoral de no recortar en Educación y Sanidad. Es el precio que hay que pagar por gobernar, que te conviertes en un fraude. Aunque no lo recuerdes.

Luego están los votantes, que también tienen que pagar un precio por tener fe en las promesas electorales. Pero éstos pagan dos veces. Por un lado, pagan las consecuencias de los recortes y el debilitamiento de los servicios públicos; y por otro, como ellos no son peces olvidadizos (o sí), pagan con la cara de tontos que se les queda. Un claro ejemplo de copago electoral, un nuevo impuesto que creó Zapatero y que ha subido en varios puntos Rajoy. Que además es de progresividad inversa (eufemismo que se estrena en exclusiva para los lectores de este blog). Es decir: a menor renta, más pagas y más cara de tonto se te queda.

Pero el Gobierno no es un pez, al menos no en esta vida. De hecho más que animal es cazador. De la crisis (dicen). Del Estado de bienestar (hacen). Si bien, convive en armonía con su memoria de pescado y su actividad depredadora.

Así, los miembros del Gobierno salen cada semana a anunciar que han cazado al terrible monstruo culpable de la crisis, olvidando el anuncio de la semana anterior. Suele ocurrir tras el safari del Consejo de Ministros, cuando éstos salen de allí ataviados con la gorra y el chaleco verdes, las botas todavía llenas de barro y las escopetas humeantes sobre los antebrazos, prestos a fotografiarse junto a la alimaña abatida, a la que siempre le cuelga hacia un lado la lengua –morada e inerte- para avivar la tensión dramática del momento. Entonces le ponen una bota encima y nos presentan lo cazado: "Aquí está el cadáver político de Zapatero: provocaba la crisis", "Aquí está el cuerpo del coste del despido: provocaba la crisis", "Aquí está la bestia del gasto público: provocaba la crisis".

La bestia que esta semana provoca la crisis la atisbó el ministro de Economía, Luis de Guindos. Ahora es la buena: la sanidad, quien ruge en la noche comiéndose las chuches de los números verdes mientras dormimos. El Gobierno va a por ella: estamos salvados. Otra vez. Mierda.

La escena se desarrolló así:

Semana Santa. La prima de riesgo ha subido de nuevo hasta los 400 puntos básicos (500 es la zona de rescate). El Gobierno está de procesión. Plegarias y mantillas para la Macarena, recortes para los mercados. Son tiempos para el politeísmo. Por si acaso, un ministro se queda de guardia. Es De Guindos quien se sube a la torrecilla de vigilancia el viernes. Es de noche y el viento es frío. Cortante. Aún así se adormila. Le pesan los ojos y se duerme un segundo o un siglo (no lo recuerda, es un poco pez como digo). Lo despierta un ruido. Es como un rumor de dientes que mastican. Barre con sus prismáticos la árida llanura presupuestaria. Detrás de un montículo de gasto, algo se mueve. Afila la mirada y se le hiela el corazón. El feroz animal está allí, con las fauces llenas de pedazos de gasto público: es la sanidad.

"Lo sabía", murmura De Guindos. "No podía ser que Lehman Brothers iniciara la crisis", se dice acordándose de su antiguo cargo de dirigente de banco en quiebra. Entonces se vale de su experiencia y hace lo que hay que hacer: salir corriendo a Alemania para anunciar a los lectores del Frankfurter Allgemeine que ha encontrado al bicho.

Ése es el relato de los hechos. Pero hay más. Ya sabemos que el Gobierno es un pez y un cazador. Pero aún tiene otro desdoblamiento funcional: también es un circo. Macabro. Pero circo. Ayer se demostró una vez más: por la mañana aparece De Guindos abriendo la puerta al copago sanitario, luego el PP lo desautoriza a través de Carlos Floriano (no estaría Montoro, que siempre levanta la mano estirándose mucho y diciendo "yo, yo, yo", para pedirse contradecir al ministro de Economía) y se acaba el día no sólo anunciando un recorte en Sanidad, sino también en Educación. Alcanzará otros 10.000 millones más. Se cierra el círculo de los incumplimientos electorales. No hay noticias de amnistía para el copago electoral.

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