Principio de incertidumbre

Cazar pardillos

Nos enteramos ayer de que el Parlament de Cataluña permitirá cazar pardillos. No me negarán ustedes que el ser político es inescrutable. Llueven cadáveres y sus señorías, enzarzadas en tan ornitológicas disquisiciones. No me pregunten por qué, pero hay gente que lo ha visto. La ocurrencia de los diputados casi fue una invitación para su desplume y posterior internamiento en una jaula acolchada, para que canten a pleno pulmón y dejen de darle al alpiste.

Aunque pensándolo bien, puede que la desprotección normativa para las aves fringílidas sea un debate visionario y se abra la veda de pardillos para toda España. No salgamos del nido durante todo el fin de semana por si vienen a echarnos el lazo. Y es que cuando esté leyendo esto, puede que ya hayamos sido rescatados. Que también es mala suerte que vengan a rescatarnos justo ahora que empieza la Eurocopa. Van a sonar las trompetas del Apocalipsis y no las vamos a hacer ni caso pensando que son los vecinos desempolvando las jodidas vuvuzelas del último Mundial.

Pero la situación es así. Mientras la España pardilla dilucida a trino limpio si juega o no Fernando Torres, los halcones ya han puesto sus huevos a buen recaudo (se ha producido una fuga de capitales de más de 97.000 millones en los tres primeros meses del año). Y ahora ya pueden venir tranquilos los hombres de negro montorescos para darle a la banca del orden de 40.000 a 100.000 millones de dinero del contribuyente (no sé sabe, aquí se habla de millones con la naturalidad con que se habla de parados). Ese dinero no irá a préstamos porque es para que la banca no se haga daño cuando le desahucie a usted porque no paga su hipoteca porque no tiene trabajo porque no hay inversión para crear empleos porque la banca no da préstamos porque hay que ahorrar para pagar esos miles de millones de dinero público que le van a dar a la banca. Suena a chiste subordinante. Y es que lo es. ¿No ha contado usted nunca chistes de Lepe? Pues ahora usted y yo somos de allí. ¿A que jode?, dirán en Lepe.

En unas horas sabremos si la profecía del rescate inminente es cierta. Dos argumentos la apoyan: dos agencias apuntaron en esa dirección ayer citando fuentes europeas y, sobre todo, Rajoy aseguró hace poco que no seríamos rescatados. Y ya saben ustedes que la quiromancia de Rajoy funciona a la inversa. Si dice no, es sí. Lee los posos del café al revés. Y, claro, siempre se mancha los pantalones.

Pero bien está. Si nos rescatan, que nos rescaten. Pero no nos tiren la puerta abajo hasta que se acabe la tanda de penaltis. Que esto no es Grecia. Es España. Y estamos que trinamos de pardillos que estamos siendo.

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