Principio de incertidumbre

Por qué Galicia no es un aval a los recortes

Los resultados electorales de ayer en Galicia, y en menor proporción en el País Vasco (donde el PP baja pero no estrepitosamente), le han dado un balón de oxígeno a Rajoy justo cuando la lengua del presidente le colgaba de tal modo que parecía que llevase dos corbatas. Pero el triunfo de Feijóo no es ni mucho menos lo que el PP quiere que sea: un espaldarazo ciudadano a las políticas de recorte que están laminando el Estado del bienestar e impidiendo una recuperación económica que cada vez parece más lejana.

No se había contado la última papeleta cuando María Dolores de Cospedal, que se le sueltan las ocurrencias en cuanto se quita la presión punzante de la peineta, ya había tratado de poner al servicio de la tijera el escrutinio gallego. También el responsable electoral del PP, Carlos Floriano, quien ha hablado de "complicidad" de los ciudadanos con la política de recortes. Complicidad. Como quien participa de un crimen. Decía Freud que "la interpretación del sueño es la vía regia hacia el conocimiento de lo inconsciente". Bien puede ser que Floriano hablara en sueños después de tan larga noche electoral.

Pero nada más lejos de la realidad. La aplastante victoria del PP en Galicia no esconde tal apoyo a las cuchilladas presupuestarias de Rajoy. Primero porque la victoria es en Galicia, donde la derecha está agarrada al trono de la Xunta desde la llegada de la democracia (sólo han existido dos breves paréntesis socialistas). Segundo, porque la subida de escaños de Feijóo no lo es tal en número de votos, ya que el PP ha perdido más de 135.000 votos respecto a las elecciones de 2009 y más de 200.000 en comparación con las generales de hace un año. Y tercero, porque todas las encuestas señalan la pérdida de apoyo del PP (con una bajada de entre 8 y 14 puntos en intención de voto, según la encuesta que se elija) y reflejan el malestar ciudadano con los recortes. No conviene, pues, tratar de desviar el tiro desde las Rías Baixas hasta Cádiz o Vallecas.

También hay un cuarto punto para explicar la noche electoral de ayer. Al PP gallego la victoria se la facilitó un doble eje: la incomparecencia del rival (Pachi Vázquez) y la comparecencia del rival, Rubalcaba, que se volcó en la campaña y los gallegos huyeron de él como si de chapapote se tratase. En definitiva, que Rubalcaba no dimita (cuando son las...) y que el PSOE caiga cuesta abajo y sin frenos no significa que los españoles avalen los recortes de Rajoy. De hecho, lo único que se ve tras cada cita electoral es que el bipartidismo, que confluye en los recortes como respuesta a la crisis -desde Zapatero a Rajoy-, pierde votos y apoyos por doquier.

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