Sombreros de colores

La privada menos eficiente, responsable o efectiva que la pública

Hace unos días, Sergio Minué, compañero y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública publicaba en su blog El gerente de Mediado un artículo titulado: Público o privado ¿qué pruebas importan?. En el artículo comentaba:

El Consejero de Sanidad de la comunidad de Madrid Javier Fernández Lasquetty (Consejero al que @doctorcasado había hace poco enviado un mensaje a través de vídeo) afirmaba en la inauguración de la jornada "Sanidad privada en la comunidad de Madrid: aportando valor", en las que se informaba de que el 36% de los ciudadanos de la citada comunidad tienen un seguro privado, que más de las mitad de los hospitales son privados, y que a pesar de la crisis, el sector sanitario privado se encuentra en una  expansión imparable. Además , elogió el papel que viene realizando el IDIS (Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad), al que calificó de think tank ( (¿?) por su empeño de presentar datos necesarios para la sanidad.

Hay que recordar que Madrid es la comunidad con más seguros privados de salud, por encima de Cataluña y Baleares. Las frases más destacadas del Consejero son: "Sanidad es todo, la sanidad pública y privada. Todo eso es sanidad porque está pensado para lo mismo, para atender a las personas y prevenir, tratar sus problemas de salud", "ver a la sanidad privada como algo de otro planeta, o un enemigo de la sanidad pública, es poner los prejuicios por delante del buen juicio, cosa que no conviene en ningún caso", "La colaboración existe, como es lógico; sería absurdo que no existiera, como existe en todas las regiones españolas, como existe, y en mucha mayor medida, en todas las naciones europeas, y especialmente en aquellas que desarrollaron la idea primero y los modelos después del estado del bienestar y cobertura sanitaria".

Cambiando de comunidad: La Generalitat valenciana quiere ceder al sector privado el control de los medicamentos que prescriben sus propios médicos. Las empresas se encargarían del "control, para la mejora de la gestión, de la prescripción farmacéutica ambulatoria y exprótesis [prótesis que no requieren cirugía] realizada en los centros de atención primaria y especializada". Para ello, intervendrán en "el seguimiento de la prescripción por médico y patología" o "la elaboración de protocolos de uso de medicamentos, particularmente en relación con los de mayor impacto económico". También se hará en la "formación" de los médicos, en el "desplazamiento [en la prescripción] hacia medicamentos genéricos o sin protección de patente" o en la "incentivación" de los facultativos con relación al "seguimiento de determinadas pautas terapéuticas".

En este sentido, Josep Torrent en un artículo de opinión EL NEGOCIO DE LA SANIDAD explica:  La propuesta que dio a conocer el viernes el Consell (refiriéndose al Gobierno valenciano) para mejorar la eficiencia en la gestión de la sanidad pública es, como poco, inquietante. El proyecto, presentado como un intento de racionalizar servicios que, de hecho, ya están privatizados en los hospitales y que son tan dispares y disímiles como las resonancias magnéticas, las comidas que se sirven, la limpieza de los centros o los servicios de ambulancias, tiene como objetivo ahorrar 263 millones agrupando todos esos servicios bajo un único gestor, dejando las prestaciones asistenciales sanitarias a cargo del sector público. Una loable idea si no fuera porque de inmediato surgen numerosos interrogantes. El plan, tal y como se expone desde el Consell, consiste en reprivatizar lo ya privatizado para hacerlo más eficaz porque, se entiende, el actual modelo no funciona todo lo bien que debiera. ......Las empresas privadas tienen que ganar dinero, es lo suyo. Y la que se haga cargo del control de los actuales concesionarios tendrá un doble objetivo: ahorrar 263 millones y alcanzar su margen de beneficio. ¿Logrará ambas cosas a costa de las ganancias de las actuales empresas privadas que gestionan los servicios?

Las actitudes y declaraciones del señor consejero de salud de Madrid dejan pocas dudas sobre cual es el modelo horizonte de su gobierno (también parece claro el de Valencia). Pero si tan interesado está en conocer la realidad para desterrar prejuicios quizá podría serle útil leer una interesante revisión sistemática publicada haca unos días en PLoS en la que se compara el desempeño de sistemas públicos y privados en países de ingresos medio y bajos. La revisión está realizada por cinco investigadores procedentes de la Universidad de California,  London School of Hygiene and Tropical Medicine, Harvard Medical School y Cambridge University.

No se centran en opiniones, sino en la revisión de de 1178 estudios revisados...... Comienza analizando las limitaciones y dificultades de deslindar lo público de lo privado,  y organiza los resultados en 5 dimensiones de la OMS para evaluación de sistemas:

  1. calidad
  2. resultados
  3. rendición de cuentas
  4. transparencia y regulación
  5. justicia y equidad y eficiencia.

Los autores reconocen que habitualmente el debate entre lo público y lo privado se suele establecer desde posiciones ideológicas más que desde el frío análisis de los datos. Y sus conclusiones son contundentes:

  1. La información disponible no sustenta la opinión dominante de que el sector privado sea más eficiente, responsable, o efectiva que el sector público.
  2. Es más, el sector privado no solamente incumple más habitualmente los estándares médicos de buena práctica y tiene peores resultados clínicos, sino que además la supuesta gran fortaleza de lo privado ( la eficiencia) brilla por su ausencia: ésta es menor que en lo público, en buena medida debido a los incentivos perversos que habitualmente se emplean en este ámbito y que fomentan el uso de pruebas diagnósticas y tratamiento innecesarios.
  3. El sector público por su parte adolece de sus habituales deficiencias en cuanto a hospitalidad y disponibilidad de equipamientos, pero los resultados globales son significativamente favorables a este sector.
  4. Así mismo, los autores destacan la tendencia bastante homogénea del sector privado a la opacidad, con renuencia a presentar información trasparente sobre sus resultados, algo sobre lo que también existen pruebas en los países de ingresos elevados .

Sin embargo, a pesar de todos estos datos desde el Fondo Monetario Internacional al Center for Global Development pasando por el todopoderoso World Bank recomiendan, incentivan y sobre todo presionan a los países de ingresos medios y bajos a aumentar el peso del sector privado, con la excusa de reducir la deuda de los gobiernos, y el argumento ( nunca demostrado) de la mejora  que aporta la mano invisible de los mercados.

Pero al margen de los resultados del informe hay algo siniestro que sobrevuela este asunto, y sobre el que también opinan los investigadores: la persistencia de instituciones que están modelando la estructura de los servicios sanitarios en la mayor parte del mundo ( FMI, Banco Mundial) en potenciar el sector privado en países con muy escasa capacidad de regulación y sin que existan pruebas suficientemente sólidas de su efectividad y eficiencia.

Termina Sergio Minué con una interesante reflexión y pregunta: Podrá argumentarse que estudios como éste solo tienen validez en países pobres, pero si los resultados son tan evidentes en países con sistemas públicos endebles, ¿ como se puede defender el crecimiento del sector privado en aquellos sistemas donde el sistema nacional de salud lleva décadas demostrando su solvencia?

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