Sombreros de colores

Construyendo alternativas de gobierno de la sanidad pública

Tras años repitiendo que teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, hoy se encuentra seriamente amenazado.

Antes incluso de la crisis, el sistema estaba ya sometido a inquietantes derivas mercantilistas, medicalizadoras y visiones cortoplacistas, necesitando importantes mejoras. La crisis ha agravado terriblemente esa situación. Los recortes, privatizaciones y mala gobernanza, así como la exclusión de grupos de población, ponen en riesgo los principios del sistema sanitario público: universalidad, solidaridad y equidad.

 

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Los autores de este libro ¿QUÉ HACEMOS POR LA SANIDAD PÚBLICA? que han escrito JUAN OLIVA / JAVIER SEGURA / JUAN LUIS RUIZ-GIMÉNEZ nos proponen resistir y revertir el desmantelamiento de la sanidad pública, pero no para volver a la situación previa a la crisis, sino para avanzar en mejoras con objeto de defender un sistema universal y equitativo, a la par que eficiente y solvente. Un modelo que entienda la salud en un sentido amplio, la incorpore a todas las políticas públicas, empodere a las personas y las comunidades en el cuidado de su salud, y sirva para combatir las desigualdades sociales de salud.

 

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Y esta entrada nos acerca al contenido de algunas publicaciones sobre el futuro del sistema sanitario. No son exhaustivas las medidas planteadas, pero siempre de gran interés para avanzar en un sistema más EQUITATIVO:

  1. En Gaceta Sanitaria podemos leer: Los gobiernos tienen a su disposición una amplia gama de instrumentos de política para controlar los costos. A corto plazo, las políticas centralizadoras del tipo «ordeno y controlo» pueden contener gastos, pero tener consecuencias nefastas a largo plazo. Hay vías prometedoras para controlar el gasto en salud a largo plazo mediante una mejora de la rentabilidad, en particular de la calidad de la atención de la salud. De otro lado, para cosechar estos posibles beneficios a menudo es necesario invertir.  Algunos autores abogan, pragmáticamente, por mantener y potenciar la independencia de la atención primaria, de su estructura de gestión y de la organización sanitaria hospitalaria, reducir las rigideces del sistema funcionarial, cambiar el sistema de contratación de servicios para provocar cambios de actuación de los profesionales clínicos y aplicar la potencialidad de las redes, tanto en la asistencia como en la gestión.
  2. Las políticas intersectoriales para promover la salud son necesarias en todos los niveles, desde el supranacional hasta el local (municipios, barrios), y en este último cobra sentido la colaboración entre atención primaria y salud pública, que tienen una destacable posición de sensibilización de otros sectores y de abogacía por la salud. El trabajo intersectorial tendrá más capacidad de éxito en la medida en que se logre la implicación de la política local en el trabajo de salud en todas las políticas y con ello, ayudar a disminuir las desigualdades en salud.
  3. La crisis ha sacado a la luz los claroscuros de un país que presumía de ir viento en popa. Con ella llegaron los recortes y los copagos. Pero esta crisis es para muchos sinónimo de una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. La cuestión es que falta coordinación y evaluación de resultados. Sin esto, no se puede aprender de las iniciativas que salen bien y, por tanto, no se pueden implantar en otras comunidades donde los resultados son más pobres.
  4. Además de la evaluación, se echan en falta medidas estructurales. "El sistema está orientado hacia el tratamiento de procesos agudos pero la gestión óptima de la cronicidad es menos buena. Esto es un elemento clave para la sostenibilidad.
  5. También serían necesarias políticas de salud pública, que fomentarán la reducción de las desigualdades y las intervenciones en zonas y personas en exclusión social, porque ahora sólo se emplea en éstas entre el 1% y 2% del gasto sanitario Para hacer una mejora de calado, "habría que focalizarse en el bienestar de la población, no en la salud. La mejor política sobre la salud está en el fomento de la educación básica y las políticas activas de empleo". Si no se llevan a cabo intervenciones y políticas alternativas, con una perspectiva de salud poblacional y evidencia científica, la crisis terminará generando un mayor impacto negativo en la salud de los ciudadanos.
  6. Para llevar a cabo estas intervenciones, todos los expertos consultados insisten en que es fundamental la transparencia, si se pretende que sean estrategias sostenibles. Tal y como se expone en el Informe SESPAS Crisis económico-financiera y salud en España uno de los aspectos clave es cómo se realiza la incorporación de tecnologías y fármacos en la cartera de servicios sanitarios, algo que hasta ahora se ha venido realizando de una manera lenta y bastante cuestionable. Con un sistema transparente, basado en evaluaciones de expertos independientes, "se podría ahorrar dinero y gastar más eficientemente". Sin embargo,  en España "falta una cultura evaluadora en la sanidad, y en todas las políticas públicas en general.

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En definitiva, mucho por hacer para que no nos arrebaten el futuro del Sistema Nacional de Salud.

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