El grito en el suelo

Coplillas ultramarinas

Desde la Lima de Humala
más chola que Extremoduro
vuelvo a Tirso donde talan
los catones del futuro.

Demencias ultramarinas
contra paciencias Rajoy,
Correas, Evos, Cristinas,
Chávez y monos Jojoy.

Apocalipsis marcianos,
Londres, Juárez, Kandahar,
ni yuppies ni bosquimanos
estados del malestar.

Desde tan lejos, Europa,
huele a carne de cañón,
la crisis es una copa
de ricino y garrafón.
De vuelta de vacaciones
Lavapiés huele a zotal,
los bancos de tiburones
son un pescado mortal.

¿Indignados? Por supuesto,
¿jodidos? Claro que sí,
meando fuera del tiesto
del alba del alhelí.

Sobran plumas ilustradas
sobornadas por Mefisto,
monjitas arreboladas,
papamóviles sin cristo.

Dentro de un mes a Miami
donde mi tron Milanés
debutó contra un tsunami
verde olivo y al revés.

Pero, antes, a Nueva York
y al Hollywood más chicano
donde el corrido y el rock
suenan a gringo en cristiano.

Y, luego, con Joan Manuel,
un trovador y un juglar,
repetiremos cartel
en duelo crepuscular.

Redoblaremos la apuesta,
competiremos en quites,
no dormiremos la siesta
ni jugando al escondite.

Entre Borges y Neruda
desnudan a Eva y Adán,
de Borges toman la duda,
de Neruda el huracán.

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