El grito en el suelo

De las musas al teatro

1.
Parece que otra ingrata recesión
más pirata y feroz que la de antes
amenaza llevarse por delante
las rentas de la diosa Sinrazón.

Europa es un mercado y un borrón,
un fado sin pasión ni Rocinante,
¿el vicio de mi oficio? dar el cante,
como un Dante andrajoso de salón.

Vendrá el Apocalipsis cuando toque,
mientras tanto y, perdonen que me enroque,
dos y dos casi nunca suman cuatro.

Al olvido pasó Carod Rovira
y Anguita y Camps y más de cien mentiras
hoy pasan de las musas al teatro.

2.
Con mi bombín desfacedor de entuertos
en Nueva York debuto esta semana,
a la vejez viruelas y aduanas,
candilejas, neones, aeropuertos.

Oxidado el pasado sigue abierto
un porvenir de orín en las persianas,
antes de que se cierren las ventanas
que los muertos entierren a sus muertos.

Por mucho que los tenga confesados,
piadoso como fui, de higos a brevas,
no me duelen disfraces ni pecados.

Por tísica que esté la luna nueva,
como dijo un poeta desahuciado:
conmigo vais, mi corazón os lleva.

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