El grito en el suelo

Estrafalario

Estrafalario

Un verso es más que una bala
perdida y una botella
robinsona,
los que oxidan por las malas
el brillo de las estrellas
no perdonan.

Cuando el futuro se trunca
y el presente solivianta
el calendario,
hace más falta que nunca
la semilla que se planta
en un diario.

Los años que se avecinan
apelan al sacrificio
de la gente,
quemada por la rutina
la decencia es el oficio
más urgente.

A fuer de buen colchonero
tengo cholo el corazón
campo a través,
pero me quito el sombrero
cuando gana el Alcorcón
o el Mirandés.

Castrados contra solteros,
muera la melancolía

tuercebotas,
por más que ladre Roncero,
cada clásico es el día
de la marmota.

No se trata de opinar
en el ágora de Atenas
contra todo,
se trata de pelear
y pasar las nochebuenas
a mi modo.

Estuve el lunes pasado
sudando en el Ateneo
la camiseta
del lector amotinado
que no confunde el deseo
con la bragueta.

Me ponen de punta el vello
los que humillan a Carpanta
y a Garzón,
los que tocan a degüello
y el consorte de la infanta
de Borbón.

Dimití de una revista
de esas que quitan la venda
de las fotos,
mientras Público resista
no faltará quien defienda
nuestro voto.

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