Entre leones

El órdago de Susana

Tengo que reconocer que no pensé nunca que Susana Díaz adelantaría las elecciones. Tal como está el patio, tenía mucho que perder y poco que ganar. Pero la lideresa andaluza las ha convocado para el próximo 22 de marzo contra todo pronóstico.

En base a unas encuestas, que sitúan al PSOE al borde de la mayoría absoluta y ponen de manifiesto el ascenso de Podemos y el retroceso del PP e IU – las cifras son peores que las publicadas-, Díaz se ha liado la manta a la cabeza y ha decidido someterse al escrutinio de los andaluces un año largo antes de que expire la legislatura.

En contra de su propio compromiso de agotar la legislatura, en contra de su propia organización federal, que se ha enterado de la convocatoria por los papeles -y de su juego de tronos con Felipe, ZP y Bono-, en contra de futuras alianzas en la izquierda en ayuntamientos y en la propia comunidad autónoma, Díaz ha firmado de su puño y letra el adelanto electoral.

Y lo ha hecho en base de un supuesto "giro radical" que ha dado IU tras convertirse Alberto Garzón en el coordinador general de la coalición, y, sobre todo, en base al interés del malagueño en converger más pronto que tarde con Podemos.

Un fotomontaje, en el que se ve a Pablo Iglesias, emulando a Jesucristo, a lomos de un borrico tirado por Sánchez Gordillo, era la punta de lanza de esta estrategia de meter en el mismo saco a Podemos e IU.

Elaborado cuando el pacto PSOE-IU en Andalucía empezaba a hacer aguas por el viaje de Valderas a Tinduf y por el chequeo que IU pretendía hacer con sus bases al Gobierno andaluz –dos crisis en un vaso de agua teniendo en cuenta el largo repertorio de desencuentros-, la broma se ha convertido en cosa seria. Ni la ruptura ha sido civilizada, aunque se haya dejado una puerta abierta de futuro que chirría impostada.

Así las cosas, si el PSOE andaluz se ha puesto como primer contrincante político a IU-Podemos y va a achicharrar las relaciones con estas dos formaciones por mucho tiempo –demasiados candidatos socialistas en las municipales están temblando-, cabe deducir que a Díaz sólo le cabe lanzarse por la mayoría absoluta como una posesa. Y en ello está.

O fiar su futuro político al PP, que se cobraría, sin ningún género de dudas, el apoyo a un Gobierno socialista minoritario en Andalucía en la vuelta de las elecciones legislativas en España, si Rajoy lo necesitara, que lo necesitará, para cerrarle el paso a Podemos.

Por España, siempre por España. Favor por favor. Una gran coalición cantada y pactada, con Díaz al mando de las operaciones en Ferraz una vez ventilado Pedro Sánchez a través una gestora después de mayo, y con altas instancias del Estado y del Ibex 35 como padrinos de bodas.

Para el paripé de jarrillo de lata en las legislativas de 2015 ya se prepara Carme Chacón, que no se entera de que el arroz político se le pasó hasta en Cataluña, pero que está a disposición de la superioridad para inmolarse políticamente si hiciera falta. Eso sí, tendrá que ganarle a Pedro Sánchez, que ya se revuelve como gato panza arriba y que va a dar muestras de autoridad de un momento a otro en legítima defensa.

En una campaña que se prevé muy dura y muy centrada en ella por el carácter presidencialista que han adquirido los comicios, Díaz va a tener que hacer frente a todo esto y mucho más para salir airosa del órdago político que ha lanzado.

IU no le va a perdonar haber escogido el peor momento electoral para la coalición. Y Podemos tampoco va a disparar con fuego amigo.

Y el abrazo del oso que el PP le ha prometido no será de peluche. De entrada, el idilio que viene manteniendo con la prensa de derechas, a la ha cultivado especialmente en afectos y dineros, se va a interrumpir abruptamente por orden del equipo de campaña de los populares, que en el ordeno y mando son unos campeones.

Y si no lo paga Díaz directamente, lo pagarán los otros candidatos del PSOE.

En fin, guste o no guste, Díaz, que ya había demostrado tener el colmillo retorcido, ahora ha puesto de manifiesto que tiene agallas, y ha cogido a casi todos con el pie cambiado. La mayoría absoluta la tiene al alcance de su mano o imposible. Ya se verá el 22-M. Pero lo que tenga que venir, que venga bien, traiga o no un pan bajo el brazo.

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