Entre leones

Votar izquierdas en Madrid

Hace unas semanas, votar izquierdas en Madrid, si no querías sumarte a la marea de Podemos, era misión imposible.

El candidato socialista, Tomás Gómez, no inspiraba mucha confianza ni entre los propios votantes socialistas, que empezaron a desertar en las europeas camino de Podemos y que estaban dejando al PSM, según los últimos sondeos, en poco más del 10% de cara a las próximas autonómicas.

Pero hete aquí que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tiró de autoridad y se ventiló en una operación relámpago a Gómez, que solo se resistió con tres o cuatro entrevistas y dos candidaturas a ninguna parte, las de Amparo Valcarce y Pedro Zerolo.

Sin complejos, el presidente de la gestora, Rafael Simancas, completó la operación quirúrgica en el tiempo justo, y hoy, a la espera de que sea confirmado en el Comité Federal de marzo, Ángel Gabilondo es ya el candidato del PSM a la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Gabilondo es una opción muy seria para plantearse votar izquierdas en Madrid. Aunque encabeza una candidatura socialista, este catedrático de Metafísica representa la punta de lanza de la renovación radical que necesitaba el PSOE para rehabilitarse ante la mayoría de la sociedad española.

De entrada, Gabilondo conecta con el discurso ético de los grandes candidatos que el PSM presentó antaño en la capital y la comunidad, sobre todo Enrique Tierno Galván, Juan Barranco y Joaquín Leguina.

Pero, principalmente, el ex ministro representa el primer golpe serio que Sánchez da a la endogamia que ha convertido al PSOE en un partido clientelar, en una especie de agencia de colocación para militantes y familiares de cara a la mayoría de los ciudadanos.

Ahora, al elegir a Gabilondo, un no militante, traslada, al menos en Madrid, un mensaje de apertura a la sociedad. Un órdago contra la impermeabilización de la mediocridad que ha achicharrado a la marca hasta alejarla de su vocación de mayoría.

Si lo dejan hacer el programa y le permiten elaborar una lista atractiva, con más sincarnés de prestigio, Gabilondo puede acabar con los 20 años de corrupción, desgobierno y desmantelamiento de la educación y la sanidad públicas que ha protagonizado el PP sin prisas pero sin pausa. La oportunidad de acabar, como ha dicho el propio candidato socialista, con tanta inequidad. Y tanto enjuague.

Una pena que Sánchez no haya tenido tiempo ni apoyos –si le hubiera hecho caso a Felipe González, que le aconsejó que formara una Ejecutiva mayoritariamente suya, otro gallo le cantaría ahora a su partido- para extender este tipo operaciones a otros territorios donde el PSOE camina a marchas forzadas hacia la irrelevancia.

Y no en clave de la batalla interna que presumiblemente le planteará en julio Susana Díaz o su elegida, sino para ofrecer a la sociedad española candidatos más presentables.

En IU, después de la tocata y fuga de Tania Sánchez camino de Podemos y la decapitación de Pérez y Gordo y las torpezas de Alberto Garzón, ha aparecido el nombre de Luis García Montero.

No sé si aceptará, pero estoy convencido de que sí sería la solución para poner fin al troyano episodio vivido en la coalición, para poner pie en pared contra la entrega con armas y bagajes a destiempo de IU a Podemos.

No me cabe duda de que García Montero es una opción seria para poder votar izquierdas en Madrid.

Es verdad que no es precisamente un hombre de gestión. Pero es un poeta capaz de construir, aunque sea verso a verso, otro Madrid, un Madrid más respirable, un Madrid más hospitalario, un Madrid más solidario, un Madrid para los madrileños y no para los coches, un Madrid más decente.

Más Noticias