Entre leones

En el país de Winnie the Pooh

Después de seguir atentamente la comparecencia monclovita y la entrevista en TVE de Rajoy, me resulta totalmente inverosímil que el PP puede ganar las elecciones del 20-D. Y, por supuesto, no me creo ni una sola encuesta que sitúe a estas alturas a los populares en cabeza. Es sencillamente imposible que un señor como Rajoy, amortizado, anticuado, ensimismado e incapaz, pueda encabezar ni un sondeo de su comunidad de propietarios, y mucho menos que pueda ganar unos comicios vitales para el propio devenir de la democracia española.

En la comparecencia en La Moncloa, obligada por la convocatoria formal de las elecciones y la disolución de las Cortes, Rajoy se instaló en la autocomplacencia durante media hora larga que tardó en dibujar una legislatura de Winnie the Pooh, donde no tenían cabida ni Bárcenas, ni Correa, ni Rato, ni Fabra, ni Camps, ni Matas, que, como es sabido, no son personajes muy aconsejables en horario infantil.

Y después contestó a algo menos de diez preguntas –nueve para ser exactos-; preguntas de esas que entran dentro de las que se responden del tirón con un ‘me alegro que me haga usted esta pregunta’.

Entre el plasma que tanto gusta a Rajoy y la rueda de prensa de fin de legislatura hubo pocas diferencias; yo diría que ninguna. Pero así está esta democracia tasada, en la que los periodistas se ven obligados a convertirse en palmeros de un cantaor que desafina hasta por fandangos.

¡Joder, ni una repregunta por derecho interrumpió el paseo militar del presidente del Gobierno! En EEUU, la rueda de prensa hubiera supuesto en sí misma un escándalo del 12 o un gate chungo.

En fin, puso las luces largas para adelantar que, con él a los mandos, España creará 20 millones de puestos de trabajo hasta 2019 o por ahí. Para Cataluña, sin embargo, utilizó las cortas, y dejó empantanado -parapetado tras la unidad de España, la ley y la soberanía nacional- este grave problema territorial

En la entrevista de TVE con Ana Blanco, a quien deberían darle un plus de peligrosidad por enfrentarse sin red a un manso político de ese calibre o por pactar la primera en la frente, Rajoy se ensimismó aún más, situándose a sí mismo como su principal enemigo –¡qué rapidez la suya para no conocer la primera interpelación!-, y dejó claro que Cataluña no merece ni una reforma constitucional de cuarto y mitad para frenar el secesionismo. Lo bueno para el presidente del Gobierno es que lo siguió la mitad del bolo de Iglesias y Rivera en ‘Salvados’.

Así las cosas –no era para menos-, JxS y la CUP pactaron un día después "declarar solemnemente (en el Parlament) el inicio del proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de república" en una próxima votación. El toro en la plaza se mire como se mire, entre el 3% o la caja b, que viene a ser lo mismo: chorizos de cantimpalo.

Rajoy, que llegó con ese paso firme de paseíllo de meritorio y encantado de conocerse, leyó una declaración institucional de más de lo mismo -con una sola pregunta pactada de una presidenta que debería jubilarse por prestarse a tamaño paripé-, pero con esa firmeza impostada con la que pretende defender la unidad de España de espaldas a los españoles, esos mismos ciudadanos a los que dio el culo durante los últimos cuatro años. ¡Algo habrás hecho tú en esta rebujina, picha!

Más Noticias