Entre leones

Los notables

El mismo día que El País publicaba una encuesta de Metroscopia en la que revelaba que el 80% de los votantes socialistas quiere que Pedro Sánchez continúe encabezando la candidatura del PSOE en el caso de que se repitan las elecciones, El Mundo abría con que "todos los barones socialistas" preferían que la candidata a la presidencia del Gobierno fuera Susana Díaz. Eso sí, según afirma "un veterano socialista". El compañero fuentes de toda la vida de Dios investido ahora de notable e ignorante del último pronunciamiento de la militancia.

En fin, un disco dedicado más contra Pedro Sánchez y van... Así, con tanto cainismo, imposible que el PSOE levante cabeza. Ni Felipe González en sus mejores años hubiera podido contra este quintacolumnismo sociata con un toque de majareta.

Estos discos dedicados no sé si tienen nombre y apellidos. Pero a nadie se le escapa que tienen un tufillo a ZP y sus mariachis que echa para atrás.

Como no terminó de hundir del todo al socialismo democrático español en en su segunda legislatura en el Gobierno, el zapaterismo se mueve ahora entre sombras y desde el anonimato para darle la puntilla definitivamente al intento de Pedro Sánchez y los suyos de convertir al PSOE en un partido serio, alejado del nido de ocurrencias y caprichos en el que llegó a convertirse.

De entrada, con estas filtraciones que no son ni siquiera medias verdades, las huestes zapateristas no solo buscan debilitar a Pedro Sánchez. También le hacen el trabajo sucio al PP, que sabe que una de las pocas opciones que tiene para gobernar pasa por la sustitución del actual líder del PSOE por Susana Díaz.

Y lo que es peor, los ZP, los Pepiños y todos estos socialistas de salón están haciéndole un flaco favor al PSOE-A al avivar continuamente la obsesión enfermiza de su lideresa por quitar a Pedro Sánchez para ponerse ella.

Así las cosas, en vez de estar centrado en solucionar los problemas de los andaluces, pareciera que el socialismo andaluz –y por ende el mismo Gobierno- estuviera dedicado más a satisfacer los instintos orgánicos de su jefa de filas.

Algún cachondeo empieza a haber por las migas de pan que dejan por todos lados. La casuística de llamadas telefónicas a periodistas y familiares para reprenderlos, aleccionarlos o halagarlos empieza a ser muy jugosa.

Pero tanto despliegue de dimes y diretes acaba siempre en un quiero y no puedo, en un amago para preparar un penúltimo conato a ninguna parte.

Al final, lo que están consiguiendo estos notables es que Susana Díaz aparezca ante muchos andaluces como una presidenta que está en Babia, como una política que tiene unas ganas locas de quitarse de en medio.

Por cierto, la lideresa andaluza rompió de nuevo su silencio. No fue para hablar del paro o de la quiebra en Abengoa; fue, tatachán, tachán, para meterle el dedo en el ojo a Pedro Sánchez a propósito de las imputaciones de Gómez Besteiro.

Lo peor de todo es que puso como ejemplos de asunción de responsabilidades a Chaves y a Griñán, dos ex presidentes andaluces con débitos políticos en los ERE pero honrados de poner la mano en el fuego a pesar de que ella los trata reiteradamente como dos auténticos apestados.

En fin, a ver si un súbito brote de cordura y agallas en el PSOE-A pone fin al trato tan mezquino e hipócrita que están recibiendo Chaves y Griñán, y abre de camino un debate interno serio sobre la gestión de un Gobierno andaluz manifiestamente mejorable.

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