Entre leones

La urgente necesidad de perder

El intento de Pedro Sánchez de formar gobierno con el apoyo de Ciudadanos y Podemos se esfumó tras la espantada de Pablo Iglesias, que ni siquiera alertó a los negociadores socialistas de la puñalada trapera que les tenía preparada en plena negociación.

Así las cosas, salvo sorpresa mayúscula, los adscritos a la formación morada certificarán abrumadoramente la defunción de este acuerdo en la consulta de cuarto y mitad que se está produciendo esta misma semana.

Muerto y casi enterrado este intento serio por un cambio político transversal, que hubiera traído nuevas medidas –desde la izquierda y desde la derecha- para poner fin a la grave crisis institucional y territorial que vive España, solo queda el PP, solo queda de nuevo Mariano Rajoy.

Hasta ahora, el presidente del Gobierno en funciones ha estado inédito. Ni siquiera se ha esforzado mucho en defender la gran coalición que pretendía formar con el PSOE y Ciudadanos. Se ha limitado a esperar que Susana Díaz, a la que quiere como vicepresidenta –versión muy difundida por la propia derecha- se hubiera llevado por delante a Pedro Sánchez por vía conspiratoria.

La verdad es que Rajoy ha cosechado lo que ha sembrado durante estos cuatro años. El machaque legislativo y social que ha practicado su Gobierno ha provocado que el PP se haya convertido en socio incómodo hasta para el propio Ciudadanos, que, en teoría, se mueve en el mismo espectro ideológico.

La arrogancia y la chulería con las que han gobernado Rajoy y la mayoría de sus ministros, que no han dudado en demonizar a todas aquellas personas y colectivos que no eran de su cuerda y han recortado derechos y libertades a golpe de decreto-ley, les ha acabado convirtiendo en lo que quisieron tornar a sus enemigos; ni más ni menos que en unos auténticos apestados.

Si a este aislamiento político por méritos propios unimos que el PP y el Gobierno se han convertido en sinónimos de corrupción política, pues blanco y en botella.

Un día sí y otro también aparecen nuevos escándalos políticos en la órbita del PP. Los últimos han provocado la detención del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, acusado de una batería de delitos, y la dimisión del ministro de Industria, José Manuel Soria, por los papeles de Panamá (aunque en su caso son más bien de Jersey).

Como en la década de los noventa le ocurrió al PSOE, el PP necesita urgentemente perder y pasar a la oposición por su propio bien. Necesita abrir puertas y ventanas, purgarse y regenerarse también por el bien de España.

Si no pierde ya, el PP acabará como en Todos a la cárcel, de Berlanga.

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