Entre leones

Los últimos coletazos

En una entrevista publicada el lunes por El País, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, se adentra en la actualidad con la fluidez verbal que le ha caracterizado desde incluso antes de aterrizar en el Palacio de Santa Cruz.

Sobre la dimisión de José Manuel Soria, este señor, que como es sabido está encantado de conocerse, asegura que la decisión del ex de Industria, que no estaba ni imputado ni investigado, contrasta "con lo que ocurre en otros partidos". Eso sí, Torres Hurtado ha dimitido a palos.

Preguntado si un ministro puede tener sociedades en un paraíso fiscal, Margallo se cura en salud con una respuesta que ni un asesor legal hila tan fino: "Hay que actuar siempre dentro de la legalidad, como cualquier contribuyente, y pagar los impuestos que corresponden. Cuando hablamos de actividades privadas antes de ejercer un cargo público, lo que importa es si se han declarado todos los rendimientos obtenidos fuera y se han pagado los impuestos correspondientes en su totalidad". Entonces, sí puede, ¿no?

Metido en ese berenjenal, este pavo real en funciones defiende que ningún país europeo -salvo Francia, que ha anunciado que lo incluirá- tiene a Panamá en su lista de paraísos fiscales, y justifica que España, bajo el Gobierno de ZP, lo sacara en su día. No tiene desperdicio: "La legislación panameña establecía que ninguna empresa radicada en un país que tuviese a Panamá en la lista de paraísos fiscales podría licitar a las grandes obras públicas, incluida la ampliación del canal. Había razones de peso para hacerlo". Sí, de mucho peso pero sin un gramo de moralidad.

Y remata la faena con su monotema, Gibraltar.

Pese a que no ha cosechado nada más que fracasos con su política castiellista hacia el Peñón, Margallo sigue erre que erre como Paco Martínez Soria y comenta que en el caso de que el Reino Unido se salga de la UE "habría que replantear las relaciones con Gibraltar".

"Ahora que se habla tanto de los paraísos fiscales, España tiene dos denuncias ante la Comisión. Y vamos a remitirlas a otros países para que sepan, al revisar la lista de paraísos fiscales, que Gibraltar es un agujero negro en la fiscalidad europea", agrega en una especie de último coletazo. Visto lo visto, los agujeros están en otras latitudes, ¿no? Rato, Bárcenas y algunos otros pueden indicarle con precisión de GPS.

Por cierto, sus tesis franquistas no las compra ya ni el PP, que lleva algún tiempo pidiendo verse con el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, para hacer negocios. Que pregunte a Mortadelo y a Filemón.

Para rizar el rizo, Margallín Osborne –así lo conocen sus enemigos en el Consejo de Ministros-, el mismo que se metió una y otra vez en el jardín de la deriva independentista de Cataluña siendo ministro de Asuntos Exteriores de España, se erige en defensor de la continuidad de Rajoy como candidato popular.

Teniendo en cuenta que hasta él mismo se creyó en un momento dado que podía ser alternativa a Rajoy en un Gobierno de dos años, lo que dice tiene más recorrido si cabe: "Es un precio que nadie puede pedir. Sería además profundamente injusto: Rajoy es el señor que ha sacado a este país del naufragio inminente y lo ha puesto a navegar; es el señor que ha ganado las elecciones y el que garantiza la armonía entra las distintas sensibilidades dentro del PP, que haberlas haylas. Abrir un guerra sucesoria en el PP sería poner en riesgo su estabilidad y eso sería malo para el partido, pero también para España".

En fin, Soraya, mándalo a Benidorm, o quizás mejor a las Islas Caimán.

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