Entre leones

Mandar en el PSOE, gobernar en España

A medida que los días mejoran la perspectiva sobre estos cuatro meses de negociaciones infructuosas que han desembocado en unas nuevas elecciones legislativas, veo más claro que Pedro Sánchez no consiguió ser investido presidente del Gobierno por culpa del PSOE.

Es verdad que Podemos, con Pablo Iglesias reclamando para sí la vicepresidencia del Gobierno y echándole cal viva a la negociación, lo puso casi imposible.

Pero las principales dificultades para que el líder del PSOE pudiera alcanzar un acuerdo con Ciudadanos-Podemos, sobre todo con la formación de Pablo Iglesias, las planteó el Comité Federal liderado por Susana Díaz, que impuso al líder socialista la cuadratura del círculo para lograr la presidencia del Gobierno.

La cuadratura del círculo era ni más ni menos que alcanzarla anteponiendo el acuerdo con Ciudadanos, relegando el que necesitaba lograr con Podemos y demonizando a las fuerzas nacionalistas independentistas.

Así, despreciando los cinco millones de votos de Podemos e ignorando que los independentistas tenían una de las llaves de la gobernabilidad, Pedro Sánchez ha visto, además, cómo los llamados barones críticos han estado durante estos cuatro meses torpedeando cualquier posibilidad de entendimiento con Podemos y los independentistas.

Por ejemplo, más de uno se rasgó las vestiduras cuando trascendió que el líder socialista se reunió con Oriol Junqueras. Y fueron continuas las descalificaciones –casi siempre desde el anonimato del compañero fuentes- sobre cualquier posibilidad de entendimiento con Podemos. En definitiva, cuando no estaban preocupados, estaban muy preocupados con los movimientos negociadores de Pedro Sánchez.

Eso sí, que Mónica Oltra se cuele en Barcelona en un acto independentista, para Ximo Puig, gran maestro del arte de birlibirloque, debe ser como un hilillo de plastilina que diría Rajoy.

En esta maquinaria socialista puesta en marcha para que su secretario general fracasara en su intento de formar Gobierno, han tenido un papel muy destacado el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y ex ministro y ex secretario de Organización, Pepiño Blanco. Durante estos últimos años han estado en modo conspiratorio casi permanentemente.

Los negocios, el clientelismo, los intereses, los fibias y fobias, las viejas corruptelas, las puertas giratorias y otras cuestiones que se dirimen normalmente en las cañerías del poder han engrasado esa maquinaria que no parará hasta desalojar a Pedro Sánchez del poder; a ser posible, la misma noche del 26-J.

Sin embargo, de poco o nada va a servir el magnicidio. El problema del PSOE no es de liderazgo, es de proyecto político. O mejor dicho, de ausencia de proyecto político.

Los intentos de Pedro Sánchez por reconstruir un proyecto político socialdemócrata moderno, abriendo puertas y ventanas en el PSOE, favoreciendo la entrada de independientes –el caso de Gabilondo es el más destacado-, han chocado frontalmente con una estructura endogámica, corrupta y clientelar que no acaba de enterarse de que camina sin pausa pero prisas hacia la irrelevancia.

Resulta curioso que esa posición suicida la mantienen más los dirigentes que los militantes, que apoyan más a su secretario general que el Comité Federal gobernado por los barones, reyezuelos de las taifas que defienden la unidad de España.

Es muy significativo también que quienes fueron los principales responsables del declive del PSOE, ZP o Pepiño, sean hoy los avalistas de Susana Díaz, que, dicho sea de paso, no ha dejado entrever en Andalucía ni proyecto ni discurso. Eso sí, sus dotes conspiratorias son muy sobresalientes.

Ante esto, ante una campaña contra él que ha arrancado ya en El País, que a los 40 años se ha convertido en un periódico de derechas por obra gracia de su actual director, sin apenas credibilidad, con titulares en portada que no se corresponden frecuentemente los de las páginas interiores, a Pedro Sánchez no le queda otra que liarse la manta a la cabeza y demostrar en los dos próximos meses que puede gobernar España porque manda en el PSOE.

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