Entre leones

Coser el PSOE a puñaladas

Después de un mes de reflexión y a la espera de ver la incidencia de la investidura de Mariano Rajoy en el seno del Grupo Parlamentario  Socialista, Pedro Sánchez reapareció a través de su página web comunicando a sus 60.000 inscritos que "nuestro trabajo será cada vez más intenso y nuestra determinación es inquebrantable".

La comunicación no llevaba la rúbrica del ex secretario general de los socialistas sino de su equipo de redes. Eso significa que el movimiento que lidera Pedro Sánchez pretende ser "coral" y no presidencialista.

Pedro Sánchez acudirá con esa idea al arranque de su nueva etapa. Participará el próximo sábado en un acto con militantes en Xirivella, en Valencia. Es el kilómetro cero de la nueva esperanza socialista para construir una amplia plataforma que exija la pronta celebración de un congreso precedido de unas primarias, con el objetivo  de que la militancia ponga la primera piedra para la refundación de un PSOE autónomo y de futuro.

En el otro lado del cuadrilátero socialista, la comisión gestora sigue dando palos de ciego. El comunicado inicial de su portavoz, Mario Jiménez, comentando el acuerdo de gobierno alcanzado en Euskadi entre el PNV y el PSE no lo hubiera firmado ni Espinete.

En fin, parece que Fernández y sus mariachis están moscas por la falta de información sobre lo pactado. Y eso que la lideresa socialista vasca, Idoia Mendía, informó personalmente al presidente de la cosa.

Ya nadie se acuerda cuando Susana Díaz y su dirección se pusieron gallitos proclamando su autonomía en este tipo de cuestiones frente a la Ejecutiva Federal. Y el PSOE-A llegó a un acuerdo con Ciudadanos en Andalucía sin darle vela en el entierro a Ferraz. Pues eso, que donde las dan, las toman, ¿no?

Más allá de la cosa interna socialista, el acuerdo entre peneuvistas y socialistas representa una alternativa a la España del PP. A mi juicio, el PNV es de los pocos partidos serios que quedan en España, y a los socialistas, que vienen de suicidarse al favorecer la investidura de Rajoy, les vendrá bien rozarse con gente formal y coherente, aunque solo sea por aquello de dimes con quién andas y te diré quién eres.

Por lo demás, en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista, Jiménez volvió a dar la nota con otra intervención chusquera ante las críticas de los diputados del no –y también de la abstención- represaliados. Soraya Rodríguez y Eduardo Madina, grandes beneficiarios del nuevo régimen y destacados conspiradores, actuaron de palmeros.

De nuevo, Jiménez, que acusó en el pasado al mismísimo secretario general del PSOE de mancillar la memoria de los socialistas asesinados por ETA sin que le pasara nada, hizo las veces de killer, de  zorrito guardando las gallinas. ¡Menudo nivel!

Mientras tanto, Susana Díaz sigue a lo suyo; es decir, en una campaña permanente hacia la secretaría general, pero buscando que no haya primarias, dios mío de mi vida.

Esta gente si cose es para la calle, en concreto, para el PP.

Aunque con Felipe González  en Sevilla le fue regular –es increíble cómo algunos amanuenses retuercen los hechos para ocultar que al ex presidente del Gobierno no le gusta la lideresa andaluza ni forrada de billetes de 500 euros-, ella no pierde pie: "A mi me gusta Felipe hasta cuando me critica".

Está tan lanzada que no se corta ni un pelo a la hora de plantear trágalas. Y me explicó: en Canal Sur TV ya dejó caer con el gracejo que le caracteriza que, en su sabia opinión, la presidencia de la Junta de Andalucía era totalmente compatible con la secretaría general del PSOE. Y El País, siempre atento al buen periodismo, le ha puesto el altavoz y dos huevos duros con una apertura para llorar. ¡Olé, olé y olé!

Que ella se lo crea y lo diga, bien. Pero que no haya nadie desde socialismo andaluz que le enmiende la plana, representa un monumento a la falta de sentido común.

Es el silencio de toda una organización ante el disparate mayúsculo que representa la posibilidad de que la presidenta de todos los andaluces se pasee más por los pasillos del AVE a Madrid

que por las calles de una Andalucía cargadita de problemas. ¿Pero alguien se cree que el personal va a tragarse semejante incompatibilidad? ¿Pero alguien se cree que semejante mamarrachada política puede ser buena para el PSOE-A?

Además de todo esto, llueve sobre mojado: la gestión del Gobierno andaluz está bajo mínimos al haberla supeditado ella a su hoja de ruta personal. Para quien quiera escuchar, algunos consejeros lo van contando por los callejones.

Ni desde la oposición se atreven a decirle alto y claro que Andalucía es una tarea a tiempo completo,      que quien quiera compatibilizarla con otras faenas está faltándole al respeto a los andaluces. Y quien no lo entienda, puerta y calle.

En fin, por eso y  también por algo de salud mental,  que de todo hay que resolver en este mal bache, el PSOE debe poner fin a esta etapa político-militar donde se pretende coser el partido a base de puñaladas, donde la casa del pueblo es el cuarto de banderas de un cuartel y donde los desleales dan teóricas grandilocuentes sobre la importancia de la lealtad en la cultura socialista.

 

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