Entre leones

Cómo eludir la cruda realidad

De vez en cuando la cruda realidad hay que tomársela a broma. No cabe otra si no quiere uno acabar con la tensión por las nubes y la libido machacada farmacológicamente.
La toma de posesión de Donald Trump fue un buen ejemplo. Vaya tela marinera de gachó. Al principio, la cosa se me disparó solo un poquito tras escucharle decir que "toda decisión sobre comercio, impuestos, inmigración y asuntos exteriores se tomará para beneficiar a los trabajadores y las familias de Estados Unidos". Pero se me desparramó totalmente cuando espetó que "estaremos protegidos por los grandes hombres y mujeres de nuestro Ejército, por las fuerzas de seguridad y, lo más importante, estamos protegidos por Dios".
¡Toma ya! Un adelanto de los protagonistas del apocalipsis, ¿no?
Menos mal que El País, con su director Antonio Caño ejerciendo de periodista -¡enhorabuena por regresar por un día al oficio!-, entrevistó al Papa Francisco, que nos diagnosticó que "el peligro es que en tiempos de crisis busquemos un salvador". Pareciera que estuviera advirtiéndonos contra el mismísimo Jesucristo, pero no: se refería, lógicamente, a Trump, que es más bien el Diablo Pinchapapas. Bueno, Torreblanca, el ilustre editorialista de la calle Miguel Yuste, incluirá también en el listado de ‘peligrosos populistas’ a Pablo Iglesias.
Por cierto, memorables sus editoriales.Ventanilla hipotecaria es su última gran obra de arte. Defiende que "el procedimiento judicial aprobado por el Gobierno para encauzar la devolución de las cláusulas suelo en las hipotecas supuestamente abusivas es un paso correcto para ayudar a resolver un conflicto económico entre la banca y sus clientes". La parrafada merecería estar enmarcada en los despachos presidenciales de todos los bancos patrios, y su autor una placa de plata y una cuenta ahorro-vivienda como el empleado del mes.
Tampoco estuvo mal Luz de alarma. Después de arrancar con "la subida explosiva del precio de la luz durante las últimas semanas", le echó las culpas a la falta de viento y a las paradas técnicas de dos centrales nucleares. Para que nadie le pudiera tachar de radical peligroso, dejó claro que la alarma social por el sablazo y la poca vergüenza de las eléctricas se había magnificado. Al ministro le dio una colleja que más bien pareció un cariñito.

Pero más cómicos aun me ha resultado Continuar con las reformas para consolidar el crecimiento, de El Mundo. Después de mantener que "sería un profundo error derogar las leyes que, como la reforma laboral, han demostrado su eficacia a la hora de regular el mercado de trabajo", asegura que Gobierno y oposición -PSOE incluido- "están obligados a entenderse en beneficio de todos los ciudadanos y a profundizar en la política de reformas que tan buenos resultados han dado hasta el momento". Desde la óptica pepera, de lujo. Pero desde la de los sociatas, para suicidarse un poquito más.
Pero esto pasa por mezclar las churras con las merinas, por pactar hasta las PNL, por pastelear en vez de negociar, por bajarse los pantalones hasta dejar el culo a merced de las inclemencias de la política.
Menos mal que Susana Díaz, archilideresa socialista y futura secretaria general del PSOE por castigo, en su gira por El Bierzo, provincia de Huelva, ha prometido que va a acabar con la crisis minera y le va a enseñar al PP cómo se gobierna Andalucía y Castilla-León, claro. Por cierto, el grupito que la recibió con ‘no es no’ y música de viento, unos subversivos que deberían ser expulsados de casa Ferraz por rojos.
Y también están las ocurrencias de Luis Carlos Díez, el economista de dibujos animados fichado expresamente por Susana Díaz para reflotar el proyecto socialista en su apartado económico-festivo.
A mi humilde juicio, la reflexión de este artista del alambre sobre el efecto llamada de la renta básica en África y su propuesta sobre la necesidad de francotiradores esconde una medida revolucionaria que consiste básicamente en patentar el ‘tiro al negro’ para uso y disfrute del personal en los tirapichones de feria- I+D+i del carajo la vela, con un efecto locomotora evidente.
Pero volviendo a Trump, que me ido por los montes de El Bierzo. De todos los que le han puesto a caer de un burro, me quedo con Gregg Popovich, entrenador de San Antonio Spurs, de la NBA. Sin miedo a que lo deporten a Rusia o que le construyan un muro de tres metros delante de su casa, ha tachado a su nuevo presidente de misógeno, xenófobo, racista, matón, inmaduro, desequilibrado, peligroso, intolerante y malo para el estómago. Perfecto: un triple doble. ¡Olé, olé y olé!

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