Entre leones

¡Franco, Franco!

El presidente de la Fundación Francisco Franco, Juan Chinarro, anda mosqueado desde que se ha enterado de que el PP se abstendrá ante el decreto-ley que presentará el Gobierno para la exhumación del dictador y genocida.

Normal.

Los franquistas de pura cepa hubieran esperado el voto en contra del PP. No en vano el susodicho considera que "la ley de memoria histórica ataca la democracia y la monarquía y esto es lo que el PP no quiere ver, y de esta manera seguirá perdiendo votos".

A su juicio, "Franco está donde debe estar".

Por supuesto, el decreto-ley del Gobierno es para Chinarro "un decretazo, al estilo Corea del Norte".

Manda huevos lo demócratas que son ahora.

Bien pensado, teniendo en cuenta el sustrato franquista que aún hoy existe en el PP, la abstención es un trago con heces para la dirección de Pablo Casado, que sabe que con esta decisión digamos que neutra (para ellos, claro) se le va a quedar en la gatera mucho voto de extrema derecha.

Cabe recordar que en esos caladeros de Cara al Sol, Prietas las filas y Novios de la muerte pescaron y mucho Aznar y Rajoy en sus respectivas mayorías absolutas.

Pero también es una oportunidad perdida para enterrar de una vez por toda la vinculación de este partido, nacido como Alianza Popular y repleto de dinosaurios del antiguo régimen, con el franquismo.

Y, sobre todo, es una buena coyuntura para empezar a construir una derecha moderna y radicalmente democrática, alejada de herencias totalitarias.

Estoy convencido de que de haber sido presidenta del PP, Soraya Sáenz de Santamaría habría maniobrado de otra forma y quizás incluso habría llevado a su partido a votar a favor del derecho-ley. Pero eso es más un deseo que una certeza.

Para Ciudadanos, desde luego, no debería ser tan difícil apoyar la exhumación, pero el partido de Rivera, Riverita optará también por la abstención.

Eso sí, citando a Alfonso Guerra, que debería en el otoño de su vida hablar menos de Franco y más de teatro, donde cortó en sus años mozos dos orejas y rabo.

Debe ser que en Ciudadanos creen que así pescarán en el río revuelto del PP. Pero resulta lamentable que un partido que ha tenido la oportunidad histórica de convertirse en un centro-derecha europeo y democrático, y que ha tocado el poder con la punta de los dedos, se tire de nuevo al monte de los peones negros y demás franquistas hasta aparecer como una formación cada vez más populista, con tentaciones neofascistas. Y dedicada a la caza y captura de los lazos amarillos con instrumental que ni de Van Helsing.

En términos políticos, la abstención de Ciudadanos tiene más delito que la del PP; mucho más delito.

En fin, para nuestra desgracia, cuando alguien toque las palmas, siempre correremos el riesgo de que algunas de estas figuras de la derecha a dos bandas respondan como si España volviera a ser una, grande y libre: ¡Franco, Franco!

Puro acto reflejo, pura sinceridad, pura derecha española.

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