Entre leones

¿Dónde están los patriotas del PP y Ciudadanos?

Desde que los españoles votaron el pasado 28-A y 26-M estamos en modo ’acuerdos y pactos’.

Como regla general, en las comunidades autónomas donde las derechas –PP, Ciudadanos y Vox- suman, se están poniendo de acuerdo, y donde las izquierdas –PSOE, Unidas Podemos y otros- han cuadrado los números, pues lo mismo.

Castilla-La Mancha ha sido la excepción. La amistad de Emiliano García-Page con los del cordón sanitario a Pedro Sánchez ha propiciado un pronto y decidido acuerdo con Ciudadanos en la comunidad y en los municipios.

En los ayuntamientos, PSOE y Ciudadanos, pese a la instrucción de Rivera, Riverita de que a los socialistas de Sánchez "ni agua", se han puesto de acuerdo con más frecuencia para desbancar a la coalición ultra PP-Vox.

Por ejemplo, Ignacio Urquizu, otrora paseante en televisiones contra Pedro Sánchez, se ha convertido en alcalde de Alcañiz (Teruel) gracias a Ciudadanos e IU.

En Castilla-La Mancha y Alcañiz, el quintacolumnismo se ha cobrado sus trofeos.

En España, la negativa de PP y Ciudadanos a apoyar o a abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez está despejándole el camino al PSOE por la vertiente norte de la cosa.

Si los partidos constitucionalistas del 155 no facilitan el camino para que Pedro Sánchez sea elegido presidente del Gobierno sin la participación de los independentistas, pues está claro que al líder socialista no le queda otra que buscar la complicidad de ERC, Bildu y el resto de partidos demonizados por la prensa de derechas, ¿no?

A mí no me plantearía ningún problema. Es más, preferiría llegar a Moncloa de la mano de estas formaciones antes que por los votos de los socios de Vox.

Por mucha mierda que le haya llovido por los errores del ‘procés’, ERC siempre ha sido un partido democrático; independentista, pero plenamente democrático. Y va a resultar clave para hallar una solución al problema catalán.

Y Bildu es una formación que poco a poco se va quitando el sambenito de ETA y forma parte de la normalización política emprendida con éxito en los últimos años en el País Vasco.

En cuestiones territoriales no nos pondríamos de acuerdo, pero en otras muchas, sí.

Pero ya se sabe, en una España donde el PP y Ciudadanos están pactando sin complejos coaliciones en ayuntamientos y comunidades autónomas con Vox, sin apenas reproches mediáticos, el PSOE no puede beneficiarse de la abstención de ERC y Bildu a cambio de nada, porque de inmediato lo condenan como vendepatrias y como amigo de los terroristas.

Por cierto, ¿dónde están los barones de la violeta que con tanto ímpetu –se llevaron por delante a un secretario general y todo- defendieron la abstención del PSOE para que Mariano Rajoy fuera investido presidente?

Ya me gustaría escuchar a Susana Díaz, resucitada por obra y gracia de la compasión de Pedro Sánchez –espero que no tenga que arrepentirse de tanta generosidad-, apelar al sentido de la responsabilidad de Casado y Rivera para con España de los españoles.

Ella, que convirtió el ‘no es no’ en ‘que no falte de ná’, podría sacar del baúl de los recuerdos el traje de mujer de Estado que se dejó en la gatera de las primarias y reclamarle a Casado y a Rivera altura de miras y patriotismo.

Y ya puesta, pues que le explique a Rivera que cuando uno se las inventa (por lo del supuesto apoyo de Macron a sus pactos) una y otra vez, más que un estadista resulta ser un mentiroso compulsivo con cascabeles, un tipo con más cara que espalda, un charlatán de circo de tomo y lomo con acta de diputado.

Por el camino que va, llegará a ser un gran torero como Felipe González y José María Aznar.

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