Entre leones

La buena didáctica

Tal como me temía, el mal rollo empieza a imponerse entre las izquierdas tras el fiasco negociador que ha impedido que el PSOE y Unidas Podemos (UP) lleguen a un acuerdo para investir a Pedro Sánchez presidente del Gobierno.

En una reciente entrevista con el otrora enemigo acérrimo de La Sexta, el propio Pedro Sánchez explicó mal que bien la desconfianza que le asaltaría si tuviera en su Gobierno a ministros de UP: un podemita al frente de Hacienda o la Seguridad Social le provocaría insomnio que ni la valeriana.

En boca de Casado o del Rivera, Riverita, tan cruda confesión hubiera recibido una sonora ovación de sus conmilitones, que meten en el mismo saco a socialistas, podemitas, nacionalistas, independentistas, sindicalistas, pensionista, becarios y mujeres adeptas al muy subversivo 8 de marzo.

Las palabras de Pedro Sánchez resultaron una pasada de frenada, sobre todo cuando embarcó en su aseveración al 95% de los españolitos.

El centro político, si de verdad lo está persiguiendo como parece, se puede buscar sin necesidad de navegar en lo alto de una pamplina.

Pero tampoco es para ponerse así, que quien la lleva, la entiende, y Pedro Sánchez tiene los votos, los escaños y la responsabilidad.

El presidente en funciones explicó mejor esa supuesta desconfianza cuando apuntó que si hubiera en ese mismo momento Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas, ya tendría la primera crisis en lo alto del Consejo de Ministros, tras unas declaraciones de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, embarcada una vez más en la popa del soberanismo.

O hubiera quedado divinamente destacando el follón que montó UP en La Rioja, donde había tantas facciones como militantes o adscritos, para ilustrar esa fobia al morado.

Como era de esperar, Pablo Iglesias y la propia Colau no han tardado ni un minuto y medio en contestarle a Pedro Sánchez. El líder de UP le ha recomendado que cambie el colchón y le ha pedido que no falte al respecto, y la alcaldesa de Barcelona le dio las buenas noches tras presumir de haber pactado en su negociado municipal y haber hecho los deberes.

Las declaraciones y los zascas se han convertido en dinamita para los pollos en las redes sociales, con fuego cruzado repleto de ingenio, infantilismo, mala leche, insultos, reproches, vaciles, descalificaciones, sapos y culebras. De todo un poco, como en botica.

Pero el caso es que la precampaña para PSOE y UP está instada ahora mismo en lo alto de un volcán.

El partido de Íñigo Errejón, si logra no involucrarse en este fuego cruzado cainita, va a mangarles a dos manos.

Con todo, en el mejor de los casos –si las derechas no suman-, a partir del 10 de noviembre PSOE y UP –sin olvidar a Errejón, el PNV y la abstención de ERC- volverán al Día de la Marmota, y tendrán que intentar entenderse, porque unas terceras elecciones serían una especie de suicidio colectivo, una invitación a las asonadas empresariales.

A ver quién es primero que reconoce que habla catalán en la intimidad tras los idus de noviembre, ¿no?

Así las cosas, recomendar a los equipos de campaña de unos, otros y los terceros en discordia que afinen los mensajes y no se adentren por la senda del ‘tú más’, que es camino a la perdición.

Quizás mejor seguir los consejos del profesor Tierno Galván: "La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permita, sin notarlo, ir tomando buena dirección".

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