Entre leones

En Machado está la respuesta

Como muchos españoles empiezo a estar harto del problema catalán. Su judicialización es un tortuoso y laberíntico camino que solo está sirviendo para dañar cada vez más la confianza de los ciudadanos en la clase política y las instituciones democráticas.

En este río revuelto interminable, ya lo hemos visto: Vox, un partido de extrema derecha, populista, racista, xenófobo, homófobo y negacionista de la inteligencia, ha pescado 52 diputados. Construido sobre bravatas patrioteras, pareciera inspirado en las boutades de Millán Astray frente Miguel Unamuno. Ahí están sentados con dos cojones y un palito en la Carrera de San Jerónimo.

Ahora, a raíz de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre Junqueras, que le otorga inmunidad parlamentaria desde el mismo momento en que fue declarado europarlamentario por la Junta Electoral (13 de junio), la justicia española ha quedado algo perjudicada.

Desde el Constitucional lamentan que el Supremo planteara una cuestión prejudicial a la corte de Luxemburgo cuando el Alto Tribunal tenía pendientes varios recursos de amparo sobre la prisión provisional de Junqueras, entre otros.

Aunque la inmunidad no garantiza la impunidad, el TJUE deja ahora en manos del Supremo la resolución la sentencia sobre el líder de ERC. Y lo hará después de Reyes como pronto.

Esta nueva deriva, que ha provocado también que la Eurocámara levante el veto que pesaba sobre el expresident Carles Puigdemont y el exconseller Toni Comín -salieron elegidos igualmente eurodiputados en los comicios europeos del 26 de mayo- ha provocado la parálisis de las negociaciones que seguían PSOE y ERC para la investidura de Pedro Sánchez.

Estaban tan avanzadas que podría haberse celebrado el 30 de diciembre o a lo más tardar los primeros días de enero de 2020.

Sin embargo, ERC, con el subidón de la sentencia europea, ha decidido congelar la investidura hasta que la Abogacía del Estado se pronuncie sobre si Junqueras debe ser puesto en libertad o no.

Si ya de por sí no era fácil llevar a buen puerto la investidura –el ruido de declaraciones continuas sobre autodeterminación, anmistía, referéndums, tsunami democratic y otras vainas no ha cesado ni un solo minuto- ahora se va a convertir en casi imposible.

Si lo que pretende ERC es arrancar un compromiso de Pedro Sánchez que suponga una interferencia del Gobierno en los distintos procesos judiciales abiertos al procés, mejor que ponga punto y final a la negociación, y a otra cosa mariposa. No lo va a hacer nunca.

Si lo que buscan es que Pedro Sánchez se comprometa con la autodeterminación, con la amnistía y contra la unidad de España, ERC pierde el tiempo. No lo va a hacer nunca.

Pedro Sánchez garantiza normalidad democrática; o mejor dicho, un regreso a la normalidad democrática que empezó a romperse con aquella desafortunada sentencia del Constitucional -¿se acuerdan de Aragón, aquel profe de ZP?- tumbando la reforma del Estatut y se quebró definitivamente con el procés unilateral de las urnas chinas.

Y por supuesto ofrece diálogo; un diálogo que pueda desembocar una reforma constitucional que sirva para construir una España federal que entierre los graves problemas territoriales que le acompañan desde los tiempos de Josep Narcís Roca i Farreras.

Para entender el resto del proceso que queda por delante hay que recurrir a Machado: "Como Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar."

Que mañana esas conversaciones, pasito a pasito, llegan a buen puerto y se logra un consenso similar al que se

alcanzó en la Transición, pues quizás sea el momento de plantearse una amnistía si siguen aún algunos de los dirigentes independentistas en la cárcel, algo que dudo y mucho teniendo en cuenta que la dinámica penitenciaria y el sentido común los va a poner en la calle más pronto que tarde.

En cualquier caso, no está mal recurrir a la historia de España y recordar cómo se resolvió la huelga general revolucionaria de 1917. El Gobierno de Maura, con el Conde de Romanones como primer valedor de la medida, dictó en 1918 una amnistía que puso en la calle a los dirigentes del PSOE y UGT Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano. Andrés Saborit y Julián Besteiro, que de ser "rebeldes y sediciosos huelguistas, enemigos del Estado" pasaron a ser diputados en Cortes.

En cualquier caso, ERC, que ha dado más muestras de sensatez política que el resto del independentismo, debiera tener todo esto en cuenta, y apostar por la política sin tacticismo ni juegos de esgrima inútiles.

¿No habíamos quedado que solo en la vía política estaba la solución? ¿No es contradictorio enrocarse en una sentencia judicial por muy europea y beneficiosa que sea?

Además, por encima de la aldea están los aldeanos, que están a la espera de que un Gobierno de progreso entre ya en acción y les traiga unos salarios más decentes, una sanidad sin unas listas de espera para morirse pronto y rápido, una educación de calidad y absolutamente gratuita, unas ayudas a los dependientes para que puedan vivir dignamente, un aire más puro, unas pensiones por encima del umbral de la pobreza...

En fin, si esto se retrasa mucho más, Pedro Sánchez debería renunciar a una nueva investidura, y Pablo Casado podría aprovechar la coyuntura para convencer al Rey de que le deje intentarlo. A patriota no le ganan ni don Pelayo ni el Cid Campeador ni José María Aznar.

A lo mejor, con el 155 por bandera, obra un milagro y medio y mete en el mismo saco a ERC y a Vox.

Lo dicho, en Machado está la respuesta a esta broma de mal gusto.

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