Entre leones

El triunfo del talante

El triunfo del talante
Juanma Moreno saluda a Juan Espadas el 15 de diciembre de 2021 en Sevilla.- EP

Como siempre repito, esto de la democracia es un sistema donde la gente vota y a veces te gusta el resultado y a veces no tanto. Pero hay que aceptarlo con deportividad.

El ‘morenazo’ del PP en Andalucía se ha basado principalmente en una campaña muy inteligente, donde los populares han logrado activar el voto útil contra Vox entre una parte del electorado tradicionalmente socialista y se ha quedado directamente con 500.000 votos de Ciudadanos hasta hacerlo desaparecer. Bien visto, Marín, sin ningún género de dudas, ha sido un candidato más del PP.

Por un lado, mucho ha tenido que ver la humildad y la moderación mostradas por su candidato, Juanma Moreno. Y por otro, no cabe ninguna duda de que el Gobierno andaluz, con Elías Bendodo y Antonio Sanz en la sala de máquinas, ha sabido gestionar razonablemente bien muchos de los fondos recibidos desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez -covid, empresas, educación, etc.-, aparcando cuando ha sido necesaria esa confrontación que en otras comunidades del PP han sido seña de identidad (Madrid, por ejemplo). Y los propios, por supuesto.

Asimismo, el PP andaluz ha pinchado el globo de Vox, que, aunque ha ganado dos escaños, ha cosechado 400.000 votos menos que en las elecciones generales de 2019 y no ha cumplido con las expectativas que tenía con Macarena Olona, que no ha sabido entender el terreno que pisaba inmersa en un desbarre permanente de señorita andaluza sin seseos ni ceceos. Su destino no puede ser otro que el escaño en Madrid, donde podrá seguir practicando con más éxito de público y prensa sus discursos de odio y mala baba.

Dicho sea de paso, este ‘pie en pared’ contra la formación de Santiago Abascal le viene como anillo al dedo a Alberto Núñez Feijóo, que tiene en Moreno el antídoto perfecto contra Isabel Díaz Ayuso, siempre queriendo sacar al PP de las posiciones más templadas para erigirse ella en la única protagonista. Eso pasa por santificarla como señora de todos los bares. Los efluvios alcohólicos son malos consejeros; no sirven ni para una vulgar PNL.

Seguramente, la ‘ola del PP’, bajo el efecto Feijóo, crecerá más rápidamente de la mano de Moreno. Y es posible que la actual dirección del PP entienda que las prisas no son buenas consejeras y cierre con Moncloa los acuerdos institucionales pendientes sin forzar un adelanto electoral.

En cuanto a la izquierda, pues hay lo que hay: el PSOE ha perdido algo menos de 200.000 votos y tres escaños y la izquierda a su izquierda, Por Andalucía y Adelante Andalucía, unos 150.000 votos y 14 escaños.

A Juan Espadas, con tan solo seis meses al frente de la nave socialista por los tres años de bloqueo de la organización a manos de Susana Díaz, le ha pesado el legado recibido y la inacción como oposición de su partido.

Además, en las listas electorales, se vio arrastrado a lo malo conocido antes que lo bueno por conocer. El ombliguismo, un mal que afecta frecuentemente a todos los partidos políticos, ha llevado al PSOE andaluz a presentar en sus listas a demasiados candidatos sin ningún gancho electoral ante los ciudadanos, con tal de contentar a la nueva estructura orgánica salida de un postsusanismo plagado de susanistas y de pedristas del sector más ‘nini’.

Con todo, Espadas, un político decente y un gestor notable, se merece la continuidad para intenta recuperar Andalucía para el PSOE dentro de cuatro años. Después de una segunda oportunidad, con tiempo suficiente para poner en marcha su proyecto, se le podrá evaluar en su justa medida.

A la izquierda de los socialistas, la división ha causado un total hundimiento electoral. Pero lo peor es que pone en peligro el proyecto de Yolanda Díaz en una comunidad vital para poder cuajarlo electoralmente dentro de un año en toda España.

Al vodevil protagonizado en Andalucía por estas izquierdas habría que añadir para entender el descalabro esa estrategia de Podemos de llevar a Unidas Podemos a formar parte de la oposición siendo parte del Gobierno. Lo de estar en misa y repicando ha sido siempre un imposible si no se cree en los milagros, ¿no?

Personalmente, lo siento por Inma Nieto, una política de bandera a la que respeto y aprecio.

Lo de Ciudadanos es la crónica de una muerte anunciada aunque el ‘gabismo’ suene manido. Se encamina directo al territorio del centro extraparlamentario para desgracia de Inés Arrimadas, que hace lo que puede, y para mayor gloria del máximo responsable del hundimiento del Titanic el chico de Malú.

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