La revuelta de las neuronas

No es simplemente violencia

Creo que hay algo oscuro detrás del análisis simple que habla de violencia en abstracto y resume lo ocurrido cerca del estadio VicenteUltras-Frente-Atletico-Vicente-Calderon_ESTIMA20130320_0251_1 Calderón, como un mero choque entre energúmenos con un lamentable desenlace. No quiero decir que eso no sea cierto, sino que al zanjar el asunto ahí, en una reyerta entre hooligans del fútbol, nos dejamos por el camino cuestiones de fondo que revelan la escasa importancia que se le otorgan a hechos importantes. Todo apunta a que no fue una quedada por whassap, sino una emboscada con palos y armas blancas por parte del Frente Atlético, a los autobuses que llegaban con los hinchas del Riazor Blues del Deportivo de la Coruña. Uno puede pensar, ok, eso cierto, pero solo hay que mirar el historial de "Jimmy", el miembro de los Riazor Blues asesinado, para darse cuenta de que perfectamente podría haber sido una quedada.

Pero si solo nos quedamos en la superficie y nos centramos en el ruido, en los lugares comunes, en el rechazo a la violencia, es posible que nos estemos perdiendo un problema que excede al fútbol y que siempre se ha reducido a hechos aislados, a locos con nombre y apellidos, a peleas entre tribus urbanas que colocan a la ciudadanía como espectadores pasivos, pero no a un problema identificado con una explicación política. Estoy hablando de grupos neonazis que siembran el miedo, campan a sus anchas y su tratamiento es meramente policial, de orden público y no político, como debería. Recordemos que los nazis del Frente Atlético, son los mismos que en 1998 apuñalaron y asesinaron a Aitor Zabaleta, aficionado de la Real Sociedad; a día de hoy, vemos que siguen exhibiendo y guardando en los estadios simbología nazi y franquista, con total impunidad y muchas veces, en colaboración con los clubes.

El hecho de que adscrita a cualquier ideología pueda haber de todo, no exime una realidad que no se puede ocultar tras la nebulosa de la violencia por la violencia: el nazismo y la extrema derecha están detrás de la mayoría de los atentados que se producen de este tipo, de hecho, ser nazi implica en sí mismo un ataque y un desprecio al débil y a lo diferente. Digo que no es solo un problema de hooliganismo de fútbol, porque este tipo de gente con ese tipo de consignas y de banderas, son los mismos que pegan palizas a personas por tener otro color de piel o por su origen, los mismos que agreden a personas por su orientación sexual y los que queman a vagabundos en los cajeros automáticos.

Desde 1991 hasta 2008, ha habido  74 asesinatos a manos de grupos de extrema derecha y se cifran en más de 4000 agresiones racistas al año y otras tantas homófobas. Quedarnos en la corteza de la violencia es violencia, sin encuadrar una serie de actos ideológicamente centrados, que cuentan con un soporte específico y una proyección pública dada, es lo que quieren quienes no pretenden indagar más en el asunto. Si desde algunas instituciones organizan homenajes a la división azul, abren colegios para ferias fascistas, califican de "chiquilladas" que sus nuevas generaciones hagan el saludo romano, o incluso se niegan como Gallardón, a retirar placas en honor a la legión cóndor, quizás se entiende que  hablen de violencia en términos morales. Lo busquen o no, están minimizando de alguna manera los actos criminales neonazis, al tiempo que desprecian a las víctimas que los sufren. Otras más que desprecian y van muchas.

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