Jose A. Pérez

Cosmopaletos

En La ciudad no es para mí, Paco Martínez Soria, recién llegado del pueblo, caminaba con aire perdido por un Madrid hostil y presuroso. Muchas cosas han cambiado desde entonces; ha llegado la democracia, Internet y la píldora del día después. Pero los paletos permanecen.

Recientemente, las televisiones han revisitado La ciudad no es para mí en versión superlativa, algo así como El mundo no es para mí. La idea es sumamente sencilla: cójase a varios sujetos más o menos chonis y plántelos en algún entorno inhóspito, sin luz, sin agua corriente y sin Matías Prats. No tardará en constatarse que esos ciudadanos tan normales, una vez despojados de su contexto habitual, se convierten en versiones coloreadas de aquel Martínez Soria con boina. Pueblerinos de un mundo global. Cosmopaletos del siglo XXI.

Lamento, por lamentar algo, la cantidad de dinero que las televisiones gastan en estos formatos, ya que podría conseguirse un resultado muy similar sin necesidad de viajar tan lejos. Colóquese, por ejemplo, a un neonazi en Rentería o a un par de abertzales en Valladolid. El resultado será tanto o más morboso que ver a una tetona imbécil intentando pescar un lenguado.

Animo a las televisiones a seguir explorando los límites de nuestra ignorancia. Sacarán, no me cabe duda, un buen puñado de éxitos.

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