Jose A. Pérez

Póngame un helicóptero

El miércoles, el Comando Actualidad de TVE se adentró en la clase pudiente española con el objetivo de mostrar cómo les está afectando la crisis. La cosa está fatal, decía una señora mientras se planteaba comprarse o no un colgantito de 77 mil euros.

La escena se vivía en un mercado de lujo de Girona, donde, entre otras cosas, se venden Ferraris, helicópteros, móviles de 30 mil euros y caballos previamente maquillados. Los asistentes a tan insigne rastro (sólo la entrada ya cuesta 200 napos) son nuevos ricos y viejas familias en busca de un caprichito con el que olvidar los disgustos de Wall Street.

Pero el dolor, lo que se dice el dolor no me sobrevino hasta que el reportaje se adentró en Marbella. Allí, un atentado poblacional (ocupaba como tres personas y pensaba como media) disparaba con una pistola de agua a sus amiguitas rubias de diseño. Solo que en la pistola no había agua, claro, sino champán de 1.800 euros la botella. Eso sí, el sujeto aclaraba que él no era completamente superficial, porque tenía "muchísimas obras de caridad" (todas rubias, me imagino).

Así que, si te estás planteando organizar una revolución para conseguir el justo reparto de la riqueza, mejor piénsatelo dos veces. Que los ricos también lloran. En sus helicópteros privados, sí, pero lloran.

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