Jose A. Pérez

Anunciado en televisión

Corren tiempos oscuros para el capitalismo y su propaganda ideológica, la publicidad. A la crisis del consumo se suma la decisión gubernamental de arrancar los anuncios de la parrilla de TVE. PSOE, PP y CiU están convencidos de que la medida es adecuada (o lo fingen muy bien); el resto de los partidos, sin embargo, temen que se ponga en peligro la financiación del ente público, tal y como manifestaron ayer en el Congreso. Las cadenas privadas, por su parte, dicen que la nueva ley desestabilizará el mercado, y 16 asociaciones de anunciantes y consumidores han pedido una moratoria de tres meses.

Cada hito restrictivo en el mundo de la publicidad viene acompañado de aspavientos y acabóses. Pero la publicidad, como todo ser vivo, siempre encuentra su camino para crecer y reproducirse. Algo tendrán que beber los protagonistas de Cuéntame y de Pelotas, sea una Coca-Cola o una San Miguel. Y el Telediario de los viernes, no me cabe duda, seguirá recomendándonos tal o cual estreno americano financiado por una productora tan importante, fíjese, que su trailer se convierte en noticia.

También en su día se prohibió la publicidad subliminal y se reguló la comparativa, la del tabaco y la del alcohol. Y aquí estamos, bebiendo, fumando y consumiendo felizmente. Como si el capitalismo se acabara mañana.

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