Jose A. Pérez

Nocturnidad

La nueva Ley General Audiovisual aprobada el viernes es bastante extraña. De primeras, despídete de ver porno en abierto (lo que aumentará, sin duda, el tráfico en Internet los sábados por la noche). Aunque hay medidas evidentemente acertadas (se refuerza el horario protegido y se potencia el subtitulado para sordos), hay un punto en la nueva Ley que me trastorna. Los call tv, esos programas basados en llamadas a números 905, sólo podrán emitirse entre la 1 y las 5 de la madrugada. Es decir, que uno sólo podrá ser timado de madrugada, con nocturnidad y alevosía.

Son muchas las voces que piden desde hace tiempo la retirada de este tipo de formatos. Incluso hay webs dedicadas a poner de manifiesto los timos más o menos descarados de estos programas. La nueva Ley Audiovisual parecía la oportunidad perfecta para prohibirlos definitivamente, pero, claro, las cosas del capitalismo no son blancas o negras. Hay grises hasta aburrir. Y ocurre que este tipo de programas tienen un coste ridículamente bajo y generan cuantiosos ingresos.

Quizá deberían aplicar a estos formatos la misma normativa que al fútbol: interés general. Después de todo, la gente tiene derecho a saber cómo se las apañan los estafadores contemporáneos.

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