Jose A. Pérez

Nostalgia de buena tele

Leo en el Periódico de Catalunya una columna de Ramón de España donde viene a decir que, a juzgar por la tele actual, el nivel intelectual de los españoles y las españolas se acerca peligrosamente al de los monos. El artículo está escrito en pleno arrebato de indignación catódica que comprendo perfectamente, aunque no comparto que la gente sea cada vez más estúpida ni que la tele de hoy sea peor que la de ayer. Con la tele, me da la impresión, ocurre ese fenómeno psicológico por el cual uno suprime o minimiza los recuerdos especialmente traumáticos sólo para poder seguir viviendo.

Nos quedamos con "El perro verde", pero borramos "A las ocho con Raffaella". Recordamos "La Bola de Cristal" y olvidamos "Caliente", un programa de la tele pública presentado por Ana Obregón donde bailaban señoritas en bikini que podías ver en 3-D, quizá lo recuerdes, si comprabas unas gafas de cartón en el quiosco.

Hoy la tele es tan mala y tan buena como siempre ha sido. Hoy, igual que ayer, la tele se concibe para eso que los programadores y los productores prepotente y compasivamente llaman "el gusto medio". Dentro de unas décadas, cuando pensemos en la tele de principios de siglo, nos acordaremos de lo bueno, que lo hay, y obviaremos lo malo. Es ley de vida: cualquier tiempo pasado se recuerda mejor.

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